El Heraldo masonico
EL HERALDO. Nunca nos cansa1'emos de repetir, que los ::,uscritores á LAS REFLECCIONES, nos agraJecerán que hayamos acojido el manuscrito f procure– mos darle publicida<l.-flcmos trnbaJado con el autor para que consienta en poner su nombre ~l frente de la obra, puesto que solo esto le daria mayor tnterés,pcro insista eo el incógnito, ofre– ciendonos hacerlo quizá despues. VARIEDADES. CERTÁi\mN DE COLO!\'. Se ha reconociJo ya por iodos los hombros <lo lrncn sentir, que no solo las austeras 00upacio– ncs de la esfera social forman el carril de las so· <.:icdaJes urbaoas. El hombre quo en todas par– tes debe proveerse de la circunspeccion necesa– ria á su alto destino., es tambicn supccptiblc del inocente solaz., como de aquellos actos festivos que llevan en sí la cosefiaoza de lo bello, al mis– mo tiempo de descubrir la sabia de la morali– dad. De aqui proviene sin duela el sostcmimienlo de los teatros bien ordenados en las poblaciones cu ltas y otros varios espectáculos que tienden incensiblemente al desarrollo de las inteligen– cias, reacias lal vez á un aprendizaje esmerado que muchas veces snrt~ inferiol'es efectos a los resultados que rinden aquellas lecciones que se reciben mezcladas de agradables peripecias. No por motivos desemejantes, el pueblo l'oma– no, supo mantenel' siempre vivo el amol' do la patria en sus ruidosas olimpiadas: donde la idea del triunfo unida a la gallarcJ ía de los sostene– dores de la lucha, liacia viri r un siglo mas u los habitantes do Homí.l. ~adíe se habria atrevidoen esos tiemposá pro– poner la abolicion de aquel imponente espectá– culo; aun cuando \'Ícse c1wucltos a sus conciu– dudauos en la mas cruda guerra con el enemigo comun, por que era alli, mas bien donJe se !em– plaban los llccros que dcbian combatir por el sos– tenimiento <le los Césares. Pero dejando a un lado los ¡rneblos de In anti– güetlad Yeamos que es lo quo linceo 110.v las ilus– tra<lás nacion<'S de Europa, que fundan on el premio de las producciones del ingénio., el prn– greso índetcnible des.ns estados. Yed alii reem– plazados los joe¡,os olímpkos con 1111a sociedad de premios para los indiYidues que consagranJo– :-e (1 !as cie11cias 6 artes rnsanchan lc1 esfera de la c::,,;1stencm !1umnna. Sost1luidos por honorífic.is medallas, l;:is coronas civiles de los gladiadort>s romanos: con merecidas menciones en los cua– uros de lionor !ns armns lucientes de los comba– tiente."- <le Esparta. ¡_Y acaso quedará toda esta rrisei:¡¡nza de la t1nduna Europa en una platica pa:iage1a pHa los arcJieutes liiJoi, de las .\méri– ¡_as, Cll)aS capaeidades en tod0s ramos no es una Yil 1 isonja? ¿Jam~s acabará de comnren<ler elc0c- tinente colombiano que su exaltacion al rango de gran mundo solo consiste on el impulso de lo~. hombres meritorios, que emplean to<las sus vi– gilias en honrar la inldigcncia~ ya en la ense– ñanza focil de las ciencias ya en el aprnvecha– micoto de las artes, aplicandolas con fruto á las necesiclaJcs humt1nas y ya en fin en lodo lo qne concierne á hace!' disting11ir a una naciou, por sus dotes naturales delanlc de sus domas herma– nas? ¿Y el Perú, nacion poderosa, en quien to– dos los c>píletos de engrandecimiento, no pue– uen ser nunca un sarcasmo hasta cuando no sa– le de su estado <le pubertad, si ha transcunido ya el tiempo masque snficienle para cncont1·ars~ lib1·e de la palria potestad? ¿Aguardan acaso los mimados hijos de Ataliba: á que las manos de un tutor hagan poi· ellos, lo que hace tiompo han po– dido practicar con beneplacito de las naciones del otro lado del Oceano? ( Conlú1u ard,.) iNSERCIONES. DISCURSO DELH. ·.J.·. G. ·.R.·. CACPOLICA~ EN L.\ •m:,¡. •• DEL 18 Dl: n!ARZO E.·. v. ·., FELIC– TAXIJO AL 'í.\LL. '. POR EL ESPÍRl'fl.i DE RECTITUD Y LIBER.\LlDAD CON QCE APROllÓ EL JNFOR3lli DE L.\ CO· ~llSI0:-1 NOMDR.\D,\ t•AR,\ FALLAR sonni~ L.\ ¡\O)JIS!O::– i) l\l!CIIAZO DE LA l'L.\N.•. J>llESEN'l'.\DA POR EL ll!IS– lIO 11. ·. EX L.\ TEX••• DEL 26 DE FEBRERO E.'. Y. .• COX EL OHJE'fO DE TlUB.\J.\R EX LA FlJSION DE LA l"A· MILIA .\)IERIC.\X.\. (Conclusion) Y.·. )l.·. QQ. ·. IITI. ·. Ilé aquí RR. ·. y qc¡. ·. hh. ·. el imperfecto bos– quejo del absolu tismo presente., reíleján<lose en el maoclia<lo horizonte de la barburie y !irania pasada. En esta clase Je cuadros, siempre figu– ra un hombre, un·malvado, dueiío del personal, conciencia y pensamiento de la humanidad; de es!a humanidad abatida, envilecida, han aborta– do generosas concepciones, que han robusteci– do sn espíritu en la masonería, y tenido por mo– delo la fraternidad masónica. Del corazon de ella, han lanzadose a sostener los <lernchos de la familia hunwna los Confoeios, i.\Iarco-.t\urelios, Fcdericos <le Prusia, \'olt.iire, D'.\lambert, Bcau– deaux, Sicard y ilartelcmy. Ellos, los hombre:; que se honran de pertenecer ii la familia qne ha reje\1crado el mundo, <livinizatlo las facultades del alma y hecho temblar el cetro de los tiranos. Ellos, los que han arrojado el anatema sobre imb6ciles prerensiones y bautizado con el de– gradante nombro de: robo, lo que, en su fatidicv es tilo, ha sido un pasp á la ch ilizacion, una con– quista terrílol'ial bajo la forma sagrada del de– recho. Poreso,cnandooshe Yisto RR.·. hh.·., aprobando ese informe, que pone un glorioso laurel en fa eorona círica do sus aulol'es, me he ereido ontoriz:ado para folicíti.lr05 poi' Ynestro
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