El Heraldo masonico

EL HERALDO. <~rea dt'I nuestro, cuyas letras patentes ci<í y tu rn por validas, el Sup. Cous. J e (;l~. del Gr. Or. Nadonal. rncooQ- 1 quedando do ellos mas que el recuerdo de su:1 GG. II. glorias y <le los beneficios que durante su exis– Para proceder con claridad y acierto, la co– mi~ion juzga necesario extractar el memorandu,m 4ne sobre la marcha de la :\fasonería 1)0 el Perú, 110:, ha prescn lado el J. H. Guciu. Consta de él, qne las tradiciones asegurnn la r,istencin de lo masonería en el territorio Perua– no desde el último siglo, porque la época clara dcsu existencia principió el 23ºa1io del presen– te en que llegó á aquel pais el ejército Colom- 1,iano a las 6rdenes del inmortal Bolíva r, en cu• ,·¡¡s filas formaban muchos masones, entre ellos rl Sob. G. J. C. Antonio Valero, miembro acLi– , o del Sup. Cons. del G. Or. de la República de Colombiu, quien en Yirtu<l de lns {lmplias auto 1 izuciones de que estaba investido, fundó Log. y Capítulos en las ciudades de Piura, Lima,Lamba• , eque, y Trujillo, cuyos miembros sobrepujaron ;'.t !;.is espenrnzas que acerca do su engrandeci– miento pudiera racionalmente concebir el l. Mi– :-1on, encargado de propaga r en el territorio de los Incas, la luz de la filosofía y e.le la moral mas 1,1;ro. fü!pida y ostentosa fué la marcha do la maso- 11e1 ia Peruana desde su definitivo establecimien– tú hasta el uño de 1831, en que qneriendo to– rnar nrnyo1· ensanche, y oh·idandose algunos de sus miembros de la deuda e.lo gratitud que tenían con traída con el 01'. de Colombia, que les habiu dado existencia, rompieron sus oLli– gacionc-s y sin un prévio aviso se apartaron do sn obediencia y proclamaron su indepentfoncia nacion:il, constituyéndose e.le hecho en Orieo- 1e Soberano. 1.a Comision no disputa, ni menos desconoce el derecho perfecto qne asisLiera á los masones Peruanos para nlloplar aquel proced imienlo,qne es inherente a la nacionalidad de todos los pue– blos , y cuyo principio se oncuentra reconoC'ido desde mediado del siglo pasado, en las Conslilu• cioncs gene rales sancionadas en 178G por el Gr. Cons. de GG. If. GG. de Berlin, lwjo el aoi¡1aro y pro le~cion del Rey de Prnsiél Federico 2. 0 Desde entonces es un hecho consumado la existencia del Gr. Or. tlel Perü , pern <lesgrncia• <lamente es tamlJicn demasiatlo cierto, que por una negligencia inespli cahle en el a rdien te entu• siasmo de sus miembros,jamas hubiesen pensa– do sériamen te en conso lidar su existencia, soli – citando de un poJcr lcgi timamcntc co11stitu1do y rerouocido, la C<ir/<1 Patente reguladora de sus 11..bajos. Verdad es, que en rnelto aquel pais en las osei– laciones políticas de que por desgracia, son víc– timas frccuentomente las nacientes Repúblicas J e Sm· América, la 1r1asonería tuvo allí un inter– regno Jo mas de nue\'e aúo::., y lodos los tallc– rt>s y altares que existían viu,cron por tierra, no tencia den·amaron sobre la especie humana . Pero pasaron los días do conflicto, y bajo el imperio e.le la paz y Lle la libertad comenzó á ger– mi1rnr la idea de la Restauracion. En efecto en 1840 levanta sus columnas la Resp. Log. Órden y:liberlad, y poco dcspues el Sob. Cap. R. Cru.11 del mismo nombre, constituidos ambos cuerpos en el 01'. e.le Lima. i\Ias la rde en ·1849, se acordó la Restauracion del Gr. Or. estipulándose como bast:is fundamen– tales del pacto: 1 a. La completa rusion de todos los masones; 2a. Que se dictase lo Coustitucion particular; del Or. y 3a. Que se solicitase del Gr. Or. Granadino la Carta Regulado ra para reparar de esa mane– ra la falta cometida en 183 1. En consecuencia de tales compromisos se crearon losa.llares 30,32 y 33,y con asombro se ve que apenas ellos pl'incipiaron a funcionar cuantlo apa rece dc nuevo la discordia , produci– da por las mismas causas quo produjo el c-ata– clismo que diera fin a la masonería pernana en el ai"iocle 1831. Lnrga y enojosa seria la tarea de la comisiqn si quisiera seguir paso á paso el pormenor ele los hechos que acontecieron en el Perú desde 1849 has ta 1860, porque tendría qne ocupar por mu– cho tiempo la atencion d0l Ser. Gr. Sem. y tro– pezar con frecuencia con algunas entidades ma– sónicas de aquel Or. á quien ni remotamente quiereofcndcr, y por lo ta nto corre 11n denso ve• lo sobre aquellos s11c-esos, y se con trae a consi– derar los que ocurl'ieron desde la última fecha al presen te. (Continuará.) DISCURSO DELu. ·.J. ·. G. ·.H.·. CAUPOLIC.\N EN LA TE-X. ·. DEL •J8 DE )!.\RZO E.· . \', ·., FF.LIC!· •r.\ l'WO AL TALL. '. POR EL ESPÍRITU DE RECTITUD 'í I.IBERAl.lDAD CON QUE APROBÓ Ef, !:-(FORME DE L.\ CO· ,11SJOX XO:UBR.\D.\ PARA FA1.L.\R SOBRE l,A AD~IISlO:" O RF.CIUZO DF. LA PL.\ N... J>RESENT.\ DA POR El. )IIS· )10 JI. ·. EX L,\ TEN.' . DEL 26 DE FEBIIERO E.. , V. ' . CO:'\ El, OBJETO DE 'J'l\ABAJAI\ E:'\ LA FUSION DE L,\ 11 .\• MILI.\ .\:\J ERICA:'\A. Y. ·. )1.·. QQ.·. BH.·. Dcm6crata por conYiccion, vine a buscar un asilo ent re vosotros qne haheis pretlic·ado la di– vi nidad de esta idea desde el oríjcn de los siglos con tra el absolutismo . Socialista de co razon, os folici to, po r haber en con tra<lo en la fraternidud 111.is . ·. independencia ele conciencia y ~~ns:,– mien to abs tra<'cion í'Omplcta de todo sen ·1hsmo y una justa impresion de odio á toda tiranía . Progresista y nmanle e.le cuan lo marcha ádest ro– za r las preocupaciones que obstan el _herm?so porvenir de la hurnanitlad , _os reitero rm fehc1ta – cion, por hallarme en medio del apos tolado q1,o

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