El Heraldo masonico
EL HERALDO. De las gracias hermanas: Cual lindas mariposas, Vuestros colores bellos Dol sol á los destellos, Envidian las hermosas. Aquí dondo el color En todo es variado Como en el verde prado Do matices primor; Gozaos venturosas, Dejad que mi humildad Siga á la caridad; Sed vosolras dichosas. La sacra fecundidad Que fertiliza mi esencia, i\lunó al darme la existencia Y encarnó en mí su bondad: Mas es misterio profundo Y entristeceros no quiero; Yo sola llorar prefiero.... Vosotras.... reid del mundo. La violeta pudorosa A la blanca Rosa llega, Y con humildad la ruega No las mire rencorosa: Respetamos tu blancura, Puro emblema del sudario Con que a planta de valura, Cuida y cubre el herbolario. Arcano impenetrable Encierra tu casti<lad: Descubre la inmensidad A nuestra \·isla insondable. Calló la ílor; de Jcrico la Rosa, Sobre su débil tallo vacilaba: De su fragante cáliz, silenciosa Lagrima <le rocío destilaba: Con ternura la .nira, pesarosa Pues su ingenua alegría contristaba, Y esclama ¿Tu lo quieres? Oye atenta El crímen por el cual mi vida alienta. Pugnando por leer el infinito Y descubrir sagrada profecfa; Unos hombres aborto del precito Quieren hallar la luz del claro dia: Y ciegos por logral'lo, cruel delito Cometieron con safia torpe impía; Senlen~iando al cordero inmaculado En el calvnrio a ser sacrificado. De la Galilóa inmensa muchedumbre A la cima del Golgota subia; Y arrodillada miran en la cumbre, Uella joven del pueblo, Neplhalia; Que al ver del lloml>re-Dios la manscduml>re Lagrimas <le dolor vierte ;1laría; Al oír del martillo el golpe rudo Qut:l !aladraba de la acacia el nudo. . El sayon su costado dcs 0 ;irrando) lna gota de sangre dct-pr('ndída El tronco salpicó; mi ser formando En blanquísima Rosa convertida: De la Virgen el llanto en mí filtrando, Cual celestial rocío medió vida; i\li pura esenda que embalsama el viénlo, 1:ué de Jesus el postrimer aliento. ¡ Los muertos en sus tumbas oscilaron! Rujen las fieras: el pajaro no trina: Mil horrízonos truenos retumbaron: Gime triste en la Cruz la golondrina: El mar iomóbil. los montes retemblaron: Al claro Sol, sucede la neblina: Desbórdase el torrente: silba el viento; Y cien rayos despide el fü-mamento. El creyente se postra sollozando: Perdon ! Misericordia! al cielo piden: ¡ Era el Rijo de Dios! todos clamando, i\Ias de su l't-ror, ya tarde se aperciben: Las lres ftla,rias mortaja preparando En sus brazos amantes lo reciben: Se extinguió de la luz la Antorcha Santa, Y altares a otros (dolos levanta. Depositan el cuerpo inanimado Envuelto en el sudario: tosea losa Cubrió al hornure que fué sacrificado; Y el enigma con él bajó a. la fosa: i\las el Delta Divino es encontrado Por la sabiduria misteriosa; Y en el mundo se esparce su doctrina, Que á la inmortalidad nos encamina. Cual la náutica Rosa, -voy siguiendo Evangélica voz desde mi euna: La sa~La caridad voy difundiendo, · Cuya tendencia al bien, no es mas que una: En mis pálidas hojas id leyendo El libro santo que virtud adunn; Y en mi centro vereis el sentimiento Ultimo, de fosus en el tormento. ¡ No dijo mas la mística viuda! Las ílores sus corolas inclinando, El respeto y temor su faz demuda Por reina a la Alba Ros(t proclamando: Pues cobija en su pólalo y anuda Nectal· generador que va regando; Snnto Amuleto que iodLtco a las naciones Afiliarse de Cristo en los pene.Iones. Te consagro como ellas homennje. Digno del lelio donde tu íloreces; Al pié del Ara Santa, vasallaje Te rinde la Natura que embelleces: Envuelta en tu blanquísimo rnpaje, Sagrada redencion tu nos ofreces: Eres la gloria del verjel llorido: Y de la salvacion el sacro nido. M.rníA AnnoYo DE LLORE:STE.
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