El Heraldo masonico

L HERALDO MASOHICO~ } i'lúm.12 . Año :8: ..;..;.;;.;;;;:...,..;;;..,.◄ ñ:-~;;;;;;;;.;;s:«1,1;;.:'t.o...;;;;;: ... ¡¡;;;,;o, coe=;;;:;;;;;;;;:._;;;¡¡¡;,e:ne;;¡:;;;.;,..,...-,-~,cer=i¡¡¡;¡;;:=-.a.,,~~ ........ ,'fé"tt+-;Ce1 ? ~- ,_n: et,..,,,., z=a::e1:1 EL IIERALUO. CA:,1,:.0, l 9 Dr-.! .\cn11, ni,; l 8G2. • -- • -- • - · -➔ .. - - ·-- -- ~...-~~~--"-~IOGt--..~·'-•,.... ~~tC..U La eo11meu1orucion del n,·0111ccimicn lo mas grande que han pn'sP.nl'i,1do los siglos: el re– cuerdo dci hcdio mas eulminante que conmo– Yió los c-ielos y la lierrn )' tninsfurmó la condi– r·ion del géne ro h11ma110, ha pasado. La m10,a ley viene tomo el b~ls,11no consolador a hacer ri el hombre un ser libre·" i, dar e. ¡inosion ;1 su almu para q:1e se cumplan las pnl.1hrns dc-1 Pro– fcln. El sacrificio del Hombre Dios, si rve de pc,!es– tal á la imponer.le columna de la hunwnidad. El p.Jdrn c;o:11u11mucre ignollliniosa111en1e: el Todo Poderoso, preseiode de su poder ¡wra cnsel1nr eon s11 0jcmplo las bellas 1rnhimas de sus santas doc-lrinus: Dios rnclime al hombre! ¿y r·órno? Pe– regrinando treinta y tres nilos sob ro la tierra, con 11na vida humi lde y sublillle ni mismo tiem– po. ¡Cuánto irnpo rU.1 el hombrn que Dios rnisn:o abandona su celosLiul morada para hncerle com– prender que es libre: q11c rotas las c:ódenns que le oprimían reinar{\ como tal, sirvicndoso ele s11 i11tcligencia, prin cipal veltícn lo de su ser . Si lu !ilosofía y los sigl<>s con tocia sn pompa 110 han podido hac·cr mas que confirmar el he– cho grandi,)so cine hoy recordam0s, nosotros tan pigmeos ¿,quó podrémos agregar par<1 hncer• lo res,dtar mas y que el hombre do cualquiera país y religi on que sea mire en esa inmensa epo– peya In vc rdnd ruas pura? El filósofo de Ginebra, que lienc rasgos su– blimes , se cspresa de una mnncra tun conformo :i n11cs1rosscntimicntos, que no podemos pres– cindir dccopiar sus palabras. Die-e lwblando de Jcsus¿«Dónde está ol hom– bre, pot· ~ubio qu e sea , que snbe obrn r, padecer v ~norir sin deblliúad ni oslentac·ion? Cuando jJinta Platon a su justo imaginario cubierto de todo el oprol110 del crímen, pero digno de todo el premio de la Yirtud, pinta rasgo por rasgo a Jcsu-Crislo. La scmC'janza es Lan adsr.irul>le que todos los Padres la han conocid o, y que 110 es posible equivoc·a rsc. Pero ¿qu6 prcocupacion y qu e cegucdnd no son nccesarins para nlrevorse a comparur al hijo de Sofronisc·a con el de ?lla ria? Que inmensa dis tancia hay ele uno a otro! Sóc:r.ites 11111riendo sin dolor y sin ignominia, iosticne dignamente sn carácter hasta el fin; y si estu muerte fácil y dulc0 en cierto modo, no h11IJicse honrado s11 vida, se dudaria si SótntlC's , 011 toda rn sabiduria fu6otrn cosa c-¡ue utl sofis– ta. 1 > a La lllt!~rlc tic S6cralcs, Olosofondo tranqui– lamente c·onsusarnigos, es la mas dokc que se P:tcHlo dcsc,,r; mas la tl 0 Jcsus, espintlldo en mo– dio de los tornH' nlos, injuriado, escarnecido v aun maldecido de 1od0 un pueblo. es !a mas ho1:– ril,!e que su puede temer. Sócrates lomando h1 emponzo1ic1da copa ben<lire u quien se la pre• sen la, que l!o rn su dcsgrucia: Jcsus en medio de su horroroso s11plic·io pie.le poi' sus encarnizados Yerdugos Por ídlimo>si la vida y muerte deSo– <'raics so n Je un !."Ubio, l.1 de Jesns es du 1rn Dios.» Y con!1nuí.rndo dice: a El cr¡slianismo en su orígen es llll<I rcligion universa l que nnda tiene de exclusir:i , nada <le local, nada que sea mas propio ~1 nn país que á otro. Su DiviHo Auto1, abr::i.zando igua lmente con su caridad sin límit('5 u todos los hombres, vino á derrocar 11.1 barrera que separaba (1 las mH.:iones y {1 reunirá todo el genero liuma1ro en un solo p\1cblo hermano; porque ~n tocia ,wcion el que le te111c y obra ('0:1 ju.~licir( le es agradable . 1> La lllosoíía , l'Cf)Ctimos, ese.elemen to de la5 rnvoluC' ioncs socia les que tan to ha iníluitlo en las mc lamórfosis idcológil'as de todos los pue– blos , ha respetado, sin embargo, la historia de Jesns, y su sútil predominio no l~a podido pene– trar en el diYino libro, porque todos los fil6so– fos lo 1rncucntrn11 .Qrandc como so t111tor. El mismo Roosséa11, en!nsíasmado cxclamn– «;,Pucdc crcNse que un libro la11sábio, y al mis– mo tiempo tan s11hlimc, sea obra de hvmb rcs y que el que lw escri to uq11elln maravillosa histo– ria no SCél 1n..,s que hombre? ¡Qu6 dulzura, qu(· purcw en sus coslnmbrcs! ¡Qu6 grncia tan pc- 1rn trante en sus insLruc<·ioncs! ¡Qu6 elcvílcion en sus má>.írnas ! ¡Quó profunda sabiduría en sns discursos! ¡Q:1é prnsencia de espíri!u, q1H~ dclkadeza y qu(•j usticia reina en sus respuestas; y por último ¡qué imperio sobre sus pasiones! ~ ¿Y dirúmos que la historia del E\'angclio es inventada por p11ro place1? No es así como Sll inventa, y los hechos de Sócrates, de quien na– clic duua, no cstün lnn nntorizndos como los de Jcsucris!o. lfo realitlacl, es retr.1 er la dificult.td sin des trnirln, pero sería .mus inconcchible que mnchos bombres hubiesen forjado desde luego ese libr0, que lo es el que uno solo haya sumi– nis trado materia para él. famas hubieran halla– do los nutorcsjudios un lenguaje ei unn mo1·al mas pum; y el Evangelio tiene unos cnractr r,•s

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