El Heraldo masonico

EL HERALDO. un nublado perpetuo. Quién ha roto el anillo de los siervos, sino la Masonería? Quiénes son los que acercandose a los reyes y mandatarios ele los pueblos interponen su influjo para mejorar la esfera social, sino los maso1,es? Quiénes sino los masones verdaderos, son los que hacen gra– ta y apacible la vida doméstica, acariciando tanto al primogénito como al bijo del proletario que abastece sus graneros? Quiénes son los que comprendiendo á la letra las parabolas de Naza– ret, llaman hermanos a todos los hombres, sin las distinciones que hace la ciencia por los angu • los faciales ele la especie humana? Quienes, los que a fuer de sus constan tes vigilias va n levan. tanclo una nobleza que hace avergonzarse a la nobleza profana, fundada en montones de tierra y en las caprichosas palabras de los monarc.is– esa masa de hombres escogidos, que congrc– gandose en las tiniehlas, crean la luz para la hu– manidad: que poniendo treguas a las propensio– nes del cuerpo trabaju n para el espíritu, con solo la idea consoladora de haber sido útiles á sus icmejan tes? No debo pues deplorar la i)lasonería que no ha– ce grnndes bienes a la humanidad de una mane. ra material, porque ella no es creada para la aglorneracion de caudales, que en donde qniera que se hallen, allí alimentan la ambicien, cles– -w:nyenclo los loables objetos ele la Orden. Con– fórmase la Masonería con socon·er las necesida– des ap-remiantes, que están al alcance ele su ór– bita, y mira sus fondos, únicamente, corno los utensi lios para sus congregaciones cuotidia– nas. Todo lo que so aparta do aqui puede cali– ficarse ele vicio, y los vicios solo son numerados en la masonería para comba tirlos. Uno es su principio, uno su estandarte, uno su fin ..... . u CARIDAD! Esa Caridad que se ocupa en morigerar las costumbres de los homhres, porque amnmos ;i los hombres. Esa raridad que abre sn seno, para reci birá todas las naciones, cualqniera que sean sns creencias y su política para refundirlas en la solemne idea del bien. Esa cariua<l que forma de esta asociacion una barrera eonlra la miseria, fomentando la mútua protecc:ion de sus aliliaclos; con cuyo meuio ll eva adelante sus sa- • lu,ctables propositos ele aliviar á todos, ya sean masones 6 profanos. Queriuos hermanos. Con esta débil re$eña de las altas pretensiones de la Masonerín, despro . -vista por cierto de esa persuasion que quisiera toner para vosotros, pero que debe ser sup lida Gon la sinceridad de bnen mason, podremos em– prender la gran larca d~ !rnestros dcheres, y es– perar que venga el din en que nos congra tule– mos de haber gastado algunos instan tes en sos– tener la :\fosonería. Los que se reunen pa ra edi– ficar una soberbia torre , no pueden decir que no han hecho nada, si han ll egado ú poner las primeras piedral!. Sigamos pneS-<atraidos por el sonido de.esa palabra ma~nética que h~ pronun– ciado la patria de ·washington cuya resonancia llega á te.dos los angulas de la tierra. Adelan– te! ... Adelante!. .. Porque la humanidad que as– pira el aliento de un Dios, no ha sido creada pa– ra el retroceso, ni para estacionarse en la mitad desu peregrinaeion porque le falte el agua ó el pan. Si prosegnimos nuestro camino con el ma– ná de la fé, con el agua de la caridad, arribare– mos á las playas Je un porvenir lisonjero. No hay triunfo mas halagüeño que aquel que se con– sigue á fuer de sinsabores y prirnciones. Por eso entre los obreros de Salomon, apenas quie– re asomar el desaliento, producido por alguna divergencia de opiniones, por algunos rasgos ele excesivo celo, una nnue de rosa viene a interpo– ner::;o entre ellos, y al enunciarse solamente el bien prncomunal de la Masonería, todo queda impregnado coo el suave aroma de la paz. Con tal modo de proceder hermanos mios~ ¿cómo no ha de llc¡:;ar el dia en que la hermosa nave de la Masonería sue lte ~u ancla soure el Oceano de la paz y la union?-cle esa alianza de pensan1 icnlos que debe formar el foco de civilizacion para to– daslas masas; con cuyo medio, e npezará la hu– manidad a cumplir lo que Dios desea, lo r¡uc Dios– quiere «que Lodos los hombres se llamen sus hi– josa la vez, sin restricciones Je ninguna especie. Para emprender este Yii:lje, queridos hermanos, no os presento yo mares desconocidos. Ln tole– rancia, esa dispensacion de las pequeüas falths en los hermanos, que pueden corregirse co11 el rjemplo, con la generosiclac.l. La pac-i enda: para esperar un resu ltadomagnífico de)as lah?res aus– teras de la institucion. El secreto; si, el secreto única palanca con que se van removiendo en el mnndo las moles enormes <le la ambicien en to– das sus diversas ramificaciones: la hipocresía en el grun tráfico de las facultades intelectuales; ha– ci<'ndose conocerá primera mirada, quien es el que esconde una dañaua intencion bajo discur– sos enga lunados. La ignorancia en fin, cuy& fa– lange compuesta ele hombres que piensa n con un solo pensamiento _v se espresan con una sola pulabra «El materialismo» seria invulnernble eu tus calles y plazas al blandir ellos ln s 11rm:is del escarnio. Ved aquí, trazada con una pequelia abertura de cornpas, la importancia del secreto masórnico, que si puede háber decaído en pun– tos de pasajera consideracion, el sistema pri– mordial es inmul ab'e y no ha perdido ni un api– ccclcsue la creacion de la Orden. Nunca incul – caremos pues dernasindo sobre este punto que es el alien to de la Jnstilucion, v mucho mas en los dias prcsen tes, en qne se va11aproximando cir– cunslancias q11e atañen muy de cerca los intere– ses de la masonería universal. No tardaran en aparecer plumas que tendremos que bendecir, en la lucha do vida 6 muerte que se le prepara á la Masonería en gencrctl; y cuando los gónios

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