El Heraldo masonico

EL BERA OMASONICO. . - -- ~:::,. l~~~~-~~~:~.~~~ .. ~.~~.:,~~~~-3:z.~~-~~~ ~~~=~=-~~ . •.w ~ ; . º -~~~~.g - 11vn \Lno •SO formú en medio de cll,;s Ull foco de propu- Eli ~lH U , ganda impín. Hombres de un rango superior, q11e habían venido (t ser los jcí\ •s , clcj,'f\ln sn o:)– jelo material por adit0rirse ;'1 r)1,1 L -.; drn·[ri1wc; e11 quv inieiaron ú sus in!'.:,r;o re~; ,k suerL' ,¡un es– rus du< tri1ws ha!)iendo pencti'ado hasta en el cuerpo soc:iill, los masones ftieron ,H'ti::.ados de procurar introducir en la I~l~sia los cismas, las hcrc~ías, !as ltwlrnlcnrias y las sediciones en los estados.» H!:--,T0\11.\, oor,rnr~_\, Y f[\ U OfüETO D!~ L\ ~uso:--;Enu. ( Co,1li1wacion.) lbsln nr¡uí nos hemos ocupado únicnmcntc ele destruir los fútiles nrgumcnlos c:on qne el autor del libreto intitulndo corno esto arlieulo, hu p!antcDdo l<1s cuestiones en el prólogo do su obra . Los claros razonnmicntos que hemos em– picado en nuestros escritos ,1nt0rioros y hs lo• ;2;icas consccuonc.:ias prnducidas de las premisas fo!s.:is sentadas por el q110 110 quiereser ya mason, han aniquilado;c1 nparatoso vcstíhnlo de su edifi– cio, que hemos tenido el af\:H'lunado acierto de desnudar con prolijidad de los oropeles que lo ,:dorn::ilinn v mostrará nuestros lectores su do– fo rmid ud y"cnrcomidos puntale!-. Lns pillidas ílorccillas colocndns estudiosa– mente sobre una superficie doloznablo, lian sido tambicn cortadas por la hoz de la Yerdad; y ol sepulno de la libertad, del derncho y clo la lo– leranc:ia, so ha presentndo il nuestra Yista con todos sus horrores y desgr;.:cias, de f1UC ha sido ,•íctima el gencrn humano hasta fines de l ~iglo XVIII. Ya los objetos eslan \'isihlcs: la luz pu– ra y racliente de la civilizac.:ion ilumina el espa– cio, y bien difícii sera que el os<:urantismo pue– da conseaui r el mas déb:I tri unfo, á pesar delos supremo; esfuerzos de sns hipócritas $Cetarios. Cuanto mas avanzan los conocimientos do la humanidad : cuanto mas se suceden los inven– tos útiles: cuanto mas comprende el hombre que una conciencia sin remordí nicntos, que el amor al trabajo y la praclira de las virtudes sociales y doméstic:as, llenan todas las obligaciones de su ser; tanto mns lejos se ponen el fanatismo y la supersticio1i del objeto que pretenden alcan– zar. La esela\'itud aterra: la liberlad encanta : no es p11es dudosa la oleccicn. Pcnclrnndo en el fondo del folleto, asegura sn autor c¡uo los masones en el siglo XI cnar.do to– da la Europa so convirtió a las luces de 1a fo, se constituyeron en corporaciones de obreros para leYanlar en toda ln cristiandad monumentos re– ligiosos, por lo cual se les concedió toda clase de privilegios desde el Papa l\icolDs III hasta Bcnc– clicto XII; pero que habiendo sido colmados de beneficios, se los asoeiaron « algunos hombres malos, perversos, que no tardaron en sembrar la ziza11a al traves del buen grano•. Entonces Las poc,1s palal,ras qno dejamos trascritas, si Sé les cxa1.1ina con c·nlma, manit'eslarun las daila– das intenciones dci que las escriLió. Prcs1:po11c, par,1 dJni!~trn ,·alor ¡'¡ sus invcnti\'as, q110 los masones sun oriundos do la cristia!ldJd, y q11c los p011iíílccs les prestaron sn a1v)yo como tales po11tifkcs, callando es111diosamenle que esos po¡¡tífires fueron miembros de las corporacio– nes, ú las qne, no p:1dicndo explotará ¡su a u to– jo, abandonaron, calumniandolas do eismaticas v rovoltosns. V La nrnsonoría prnpiamenlc dicha, no proce– do de la cristiandad, porque ese nombre e11!ra– fía la ofoscncion de b libertad indi\'idual, me– diante los estra, í,)s do los que se han engulana– do c?n 6_1,_y_ mn~ho mé110s puedo se~· º:·ígen de mm 111st1 l'nc1011 lil>Cral. La masonerin viene del Evangelio, ó si se qniero Jo! crisLi11nismo, no de la cristiandad, pol'quo en la estructura de esta se encuentran el fanatismo y 1,, muerto ele la iJea. La masonería profosa los principios cvangéiico$, rcspda al cristianismo, pero no puede admitir los absn!'dc1s y abusos do los que, bajo t.an 1:,lo– rioso nombre quieren explotar al hombr o l1 urnil- dc y timorato. • Estando pues la masonería basada en los sa– lmlables principiosdel E\'angel10, y liabiendosc unido á la institocion hombres do importan– cia, rngun la expresion de sn detractor, mal se concibe que sus resultados hayan sido cism,1li– cos y am1rqoizauores; y si exist!ó desde el siglo XI, y lejos de dis:ni11t1rnr, ha aumentado sn rc– putacion ¿cómo es que nuestro c.1.::-inason la llama foco ,Je 7Jropagancla ímpia? ¿Cuál es el cisma propagado por la masonería? ;,Po r qu6 ni el au– tor que combatimos ni otro nlguno ascetico, ha nombrado hasta hoy la secta ó impíos princi – pios partidos del seno del masonismo'? Para acusar ;1 una asociacion tan estensa, tan llena de prestigio y entre cuyos miembros se enc~ien– tran liasla los nombres do c;ibczas que c1ücn una diadema, parece lójieo que debian presen– tarse hechos y documentos comprobatorios; mas, aglomerar solamente palabras huecas y empicar el sofisma para aludnar á los intonsos ,

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