El Heraldo masonico
·, .,. EL BERA DO MASORICO. Año li EL HERALDO. msTORl.c\, nor,i:nr~A, Y FI~~ u onmro DE L.\ :'IL\SO:'\EnI.\. ( Co'lli1wacio11 .) Sc"n'mos refuwndo,al autor anónimo (ll1C se 0 . empeüa en piular ü la rnasoneri:1 con los mas os- curos colores; y a fin de qt1cno scdifp qucno-– sot:-os tralamos esta cu,:stiot1 con pal'tialidoJ, c~t racLar6mos uoas veres sus peusn niicn tos y otra-s !os copiarem,Js textualrnente. Ase"11rn «q11c un deseo i11menso de conocer la razo71 Je rada neontecirnieuto," lo ind11jo ú entn1 r cn la masonería; que aJ,uitido en ell,1, recorrió e11 algunos aüos « todos los grados de la <livision exterior ó simbólica,, _jlultipli(;ó sus juramento~, j11ró muchas YC(:es no revelar los secrelos que le foesen confiados; pern estos se– cretos jamús los conoció--Sc le « hablaba fre– cuentemente ele la ne('esidad ele estar siempre pronto á socorrer ú los herm_.:.1119s aun a costa de sn vi•!n; á librar a los pueblos de la opresion, .,. {1 nraetica r la libert,1d, la igualdad, la frat.eroidad, ;obre todo en las logias;» pero niogun otro mis– terio lo fué revolado. . i~sta declaracion que bemos trasmitido con las mismas palabras·Jel acusador de la masone– ría, demuestra c"n sobrnJa elocu-cncia los fun– damentos de la instilucoo. ¿C,ómo pues apelli– dada perversa y desorganizadora, cuando un individ uo deseoso de conocer la ra;:;on de cada aconlecimienlo, con su ,1rJor y constancia, solo pudo en alyunos ali.os saber que sn objeto era, soco1-rer á los hermar.os y practicarla libertad, fo igualdacl y la fraternidad? ¿Podia temerse el perju ri o? P11cs en el mismo caso estuban todos los domas iniciados, y es muy cxtrDiio que cu 11na asociacion dondes.e exigen jnrurnentos tan tremendos, solo uuo ó dos conozcao los ser:re– tos de desórd-en y extermioio, estando privados de ellos la inmensa mayoría. Si nuestro autor p,1só algunos aiíos trab,1jando en los templos, ha debido sospechar siquiera cuales erao los miste– rios que se le ocultaban, y ver en l;1 practica las tendencias de la asociacion; pero juzga r de ella por lo que se vió en las calles de Pa ris el aüo 1830, es un absurdo tan grande, como son in– mensus !ns contradicciones de nuestro autor. ¿Queria este que los mason~s se encerrasen en sus cuartos cuando la patna' los llamaba en su socorro? De manera que el mason por ser ma- son tiene que prescindir de la rosa püblic.i? De s11one que la ínslitncion qne tiene por base la tolerancia y léJ libertnd, debe abandonará los !iom!ires que sill ser m¡isoncs ! rabaian noresos principios, ú fin de inculcarlos en la; m{1sas po– pulnrrs? ¿Cómo nuestro célebre escritor no ha teuido presen te la última guerra ciYil de Espolia en qne los rehgiosos dejaron sus claustros para empnfiar las armus contra el· principio legal, y eciloá pesar de sus solemnes votos? ¿C11úlesson lqs votos políticos ni religiosos del mason qun le impiden defender los intereses de su patria? Con q~1c ;,porque los masones como rrao cesc~ tomaron parle en la revolucion del aüo 30, se lia de 11:-inwr ú la masonería una instiLucion rc– yoltosn 6 iustigadora del desórdon? Y sin em– bargo, nnestro au tor confiesa que en muchos aflos no pndo pene trar ningun secreto que ten– diera a tales finos. Hidalgo y noble liabria sido que ;t1 E'$Cri lor no hubiera encubierto sus intentos ~ou iosullnr ú !a masoneria y á los masones, sino que leal– mente hnhiora dicho-mi ódio encarnizado ú la libertad y la aversio n persona l qt1e tengo con tra e! duqnc <lo Orleans, mueven mi pluma para desprestigiar ú la primera y destruir al último; pero solo por el hecho de haber sido mason Lu is Felipe, atacar tan récia y falazmente a la mejor asociacion humana, manifiesta una pobreza de alma, digna de los sectarios del absolutismo. En seguid.a, el fingiLic• fracmason dice : que en 18{8 fueron descuhiertos to<los los misterios, pero que ól n-.o PrnDE DIYULGA.RLOS u en su ohrn. Y cómo ¿<iuien sin embozo ni respeto á la socio= da<l escribe un libro en estilo 1abernario, no puedo revela r los secre tos que se descubrieron en -1848? ¿Quien dejó una sociedacl que famás debió reconocer , porque su arrepentimien to es de corazon y pide a Dios y á los hombres el olvido do su vida 1J.e:;,carriada, no tiene valor para cle– cit· los secretos cuyo Yclo levantó la revolucion de 48? Perdónenos nnestro au lot· que le d iga– mos, qne ha e.stado bien desgrnciado en sus concepciones, pues al mismo tiempo que mani– fiesta con su lenguaje una desfachatez y ódio empecinatlo al masonismo, u renglon seguido dice que no puede divulgar los secre tos que ha descubierto, pero sí puedo calumniarlo y escDr– oece rlo cou cínico descaro. La sinrazon, se defiende siempre con insu ltos y misteriosa palubreria; pero ya ese camino es muy trillado y ninguo rcsultndo produc?· (Continuara .) \ ------ \
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx