El Heraldo masonico
"I EL HERALDO. m nombre impenetrable de DiQS empieza con kt 7>rimera let ra de la Geometria pro f.·.: sed rec– tos: haced justicia: amad a la humanidad y po– dreis algun dia descifrar ese sagrado nombre.~ Dem6stenes. HH. ·. l\R. ·. de « El Heraldo Masónico.» .Al ver el primer número de su estimable pe– t'iód ico, mi corazon palpit6 de alegria, por qne mi fé , c,.1si puedo asegurarlo, estabaen el borde del sepulcro, y aunque no permitiria nunca la pro– fanacion de mis principios) han sido tan tos los tristes desengaños que he sufrido en una larga serie de desgracias, que mí decision era absolu– ta para sepa~·arme del gremio que, puedo deci1· con orgu llo, he sabido honrár. Pero al ver que aun hay hombres fieles a sus juramentos, y qoe tienen en sus corazones toda la fó tnl corno debe poseerse, mi espíri tu entusiasmado se ha exsa!– tado, y presurorn corro á llevar LlO pequeño n– pio que servirá para las reparaciones del santo edificio, de que se han encargado ustedes. El siglo marcha y la civilizacion se difunde mas cadu dia, filtrándose en las sociedades co– mo el jugo que fo rma la savia do las plantas. Cin– cuenta afi.os ntras no habria habido un hombre que se hubiese dcsidido a tratar publicamenle la ma teria yue "El Heraldo u discu te con tanta li– bertad y llucua aceplacion, porque quien tal pensara, no le hubieran dado tiempo do pnbli– carlas, siendo antes presa do las llamas que aquellos,barbaros !lamallan sagradas y purifica– dorus-Hoy, por el contrario, en vez de escan– dalizar, satisf¡_1ce y convence, al ver que lo que nuestra pasada generacion,llnmnba brujería ó he– rr.gía,no es otra cosa que un convenio ú obliga– cion natural y mútua de cumplir y contribuir j que se cumpla la ley divina, la humaua y los prin– cipios do moral inculcndosen el hombre por el Formador Supremo de la n11tnral ez<1. Libertad, Ignaldad y fra tornidnd: h6 aquí !os vP-rdacleros principios masónicos; y respetanuo como so debo los arcanos que encierran los debe– res, bien puede demostrarse esta yordad lo3ica– mente. :io lia y institucion mas liberal que la mas6ni– <·a-No hay hombres, propiamente d ieho, m,1s libres que S.,,. francmasones, si se entiendo la li– bertad como so L elle _v no como so quiere, cslu os, 1a libertad quo·Dios le concedió j In criatura . Como los prineipio_s de la masonerín, en nada so oponcu ú las instituciones que las naciones adoptan para gobernarso,jnmns puedo 11u franc– mason dejar de gozar la libertad indi\'idual en cualquiera escala social quo se coloque y b::ijo cualquiera sistema do gobierno, desde el rnonnr– quico absoluto hasta el rerublicano democrúti– co) porque la verdadera libertnd individual, no puede se rle privarla al hornbre que praclic,1 la virtud, al b,·cn subdito, al liucn ciudadano, al buen padre, esposo ó hijo, al qne respet:i y c11m- ple la ley escrita, y satisface y acata los precep– tos divinos: por último al que sabe conservar la tranquilidad de <,u; conciencia; y;como el franc– mason esta en la forzosa'obligacion de seguir esta conductn, siempre goz'ara de la verdadera li– bertad. Las doctrinas predicadas por muchos publi– cistas soure la libertad del hombre en s11 estado social , prueban que nunca he! podido ni podra obtenerse tal como la entienden exagerados ii– berales, porque á su aparicion, se desmoronaria el edifü:io que sostienen los principios conser– vadores- Los liberales rojos, como otros les han llamado, quieren ver en cada conwcio, un Su! • tan, sin Dios ni ley; quieren ver en sí realizadas las idealidades que ofrece ese fantasmagorico a quien adoran y que nunca ven; pero a esos mis– mos qne esto quieren, esos mismos que tan to re e-laman nnos fueros que ann la naturaleza les negó, si se les oxije el cumplimiento del ¡tributo que reclaman, se niegan, evadiendose con su b– terfujios forj,ados de su filosofia que llaman per– sonal, y de allí sale el veneno que enferma y 1 rna – ta esa sombra mágica que llaman li bertad, y que nunca se ve . Toda criatura esta sujeta por una ley natural á ciertas restricciones que le dan su conservacion , asi es que la libertad absoluta no puede existi r ni en los irracionales. · A .. Argüello. Cal lao Febrero 1 o do 1862. (Continuará) LA ROSA IlLANCA. ¡Quién p11clif'r,1 sorprrnder los íntimos misterios de la naturaleza que desde e l movimieuto sutil de la regctacion, hasta la vicia del hombl'e, esl:i probando 1<1 inmensa bondad del Supremo. Artífice d el uni– verso! ¡Quión a l mir.irte, hermosa flor de .\bril, vegetan– do sola y triste en medio de ese Yergel que fornian tlls lH:rm,111~s, en quienes ha encarnado sus rayos el sol, puclir'l'a adivinar tu al tísimo des ti no-Apartada rlc los cullirndos j<1rdines que perfuman los palacios, .ip(:Has <•11ll'eahicrlos tus blancos pélalos, nadie Sl: accl'ea á tí, pol'que te h allas abandonada en la esca– brosa senda del dolor-'.1-las ya que no 1rn<·de osar mi m;ino, ni tocar siqniera la ranú que te so,liene; prnníicmc ,1' menos que te dirija los mas del icados sentimientos de mi alina-D<•ja que la voz humana, apartúndose un momento del lenguaje vulga r ele los lwrnhres, pu eda aposlrofarte con las inlerjec<"iones m ,s pu1'as del rol'azon-No es pos1blf', t1?r a ngelica!, qth! la licrmasura q ue o;tcntas se_a un srnibolo esle– ril ¡i:1r,1 ('[ <"spíritu llumano -¡!\o!- lnmeuso, sor– nr,·11d1•n h rlrbn se1· el arcano que encier ras y Llos ¡il tos principios que profetizas ú los hombres. El rírculo que describe tu semblante, parece que abraza r l 1i11ivcrso t'ntt•ro, como diciendo que lu prinwr anl1elo rs el circundar ;i toda la ~,1mili'.1 hu– mana-Tu prolífico cent ro, cuyo punto s11nbol1za la Eterna Deidad, liare conrehir por do quiera la ado– r.tcion de los vil·ienles al Creador- Tus _bln ncas ho– jas siguiendo todas las direcciones de la rosa náuti– ca, cl<•mucslr.111 clara y clistinlarnen le los efectos de 1111,t yoz evangéiica que lnciénrlose oír en la cuna de fa bumanidacl, csp¡¡rc0 la vp r¡laclern sabiduría por todos !o, úng11los ele la ticrr,,- Oh ! qué bella <'Sliis,
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