Boletín de la Biblioteca Nacional N° 61 - 62

72 entre nosotros nos maniatarán con cadenas de hierro los terriblemente insaciables españoles, ya no nos gobernarán. Os llegarán por obra del amor de nuestro Dios creada la época de vivir, por ea usa de Su justicia, la vida venturosa. ¡Peruanos! Nosotros, vuestros hermanos chilenos, ya nos estamos preparando a ayudaros sin temor ni teniendo la muerte delante los ojos. De entre nosotros sacando pondremos harto casas de las que vue– lan en el mar. De máximos relámpagos (cañones) dotado son esos barcos, desde los grandes hasta los chicos. Esos barcos traerán, haciendo desaparecer los enemi– gos que llegan, lo que queremos, donde que estemos, de los países extranjeros. Por ellos nuestra vida venturosa no terminará. También de los que en Chacabuco y Maipú hicieron desaparecer como humo a nuestros enemigos mandaremos a vues– tros países para someter a los que no os hacen caso. !Peruanos! Claramente en este escrito el pueblo de Chile se compromete con vosotros conforme lo que ante nuestro Dios hemos hablado. Por eso también de– lante de El a los jefes de los países extranjeros ponemos (de testigos), para que si no es así (como prometimos) vuelvan a nosotros todas (las consecuencias). Alza– dos, sí, sin temor, sufrimiento ni muerte, libertando, sabiendo la vida venturosa (como meta), para sosegar. Este mundo es exclusivamente vuestro. Elegiráis vues– tro jefe, cumpliendo el mandato de nuestro Dios. Con (ayuda de) vuestros sabios pondreis entre vosotros la constitución. A su vez estos hermanos vuestros que pe– gado a vosotros lucharán y (aún) los que no luchan nunca te dirán: "Haces bién", "No haces bién" el día de tus elecciones, ni antes, ni después; todo será puro júbilo. Cuando "Idos ya!" nos dirais a estos servidores vuestros que con gran fuerza lu– chan, cualquier día que quereis nos iremos. Tampoco no diremos: "nosotros somos fuertes" o "vosotros no sois fuertes" por contestación. Tampoco ninguna fuerza (ar– mada) ni chica ni grande dirá en ninguna de vuestras ciudades cuando ya alegre os habeis establecido "aquí nos quedaremos". Donde desesperado (¿?) vuestro jefe llama, ahí estaremos. Tampoco nosotros ni con nuestro ejército ajusticiamos, ni (vosotros) ajusticiaréis vuestros opresores los españoles a los norteños o sureños compatriotas vuestros. Nosotros según nuestro acuerdo (¿?) nos preparamos espe– rando vuestro consejo para castigar a quienes no ejecuten sumisos vuestras órdenes. Con eso no os doblcgais para nadie, a,nadie, a diferencia de lo de antes. Así tam– bién besaréis aquel día de la paz a los culpables en vuestros sufrimientos anterio– res para que los perdoneis, ya no perdonando los que posteriormente se cubren de culpa, para enmendar (sus delitos) por pequeños que sean como faltas más graves. ¡Hijos de Manku Qhapaq, de Tupaq Yupanki, de Pachakutiq! La sombra de esos Inca-Reyes todavía traigo a la mente para cumplir este escrito. Los hombres de Chile por mi boca os saludan como los padres de manso corazón buscan a sus tier– nos hijos. (Alusión a la cronología de la emancipación). Así pues, rogad a su llegada que el día de la vida venturosa no tome fin y que si llega un día de lágrimas lucha– remos como cuando nube fuerte con nube grande se juntan.- Setiembre 1819. Ber– nardo O'Higgins. GLOSARIO El original tiene siempre "puka-kunka" (pescuezo rojo) para designar conforme a muchos otros documentos a los españoles. No obstante creo más auténtico el térmi– no "puka-sunkha" (barbirroja usado ya en "Ataw-wallpa-p p'uchukakuyninpa wan– kan" (Tragedia del Fin de Atawallpa, editada por Jesús Lara, Cochabamba, 1957). Para "-min" vea introducción. Los gramáticos consideran hoy -mij -m como partícula aseverativa, afirmativa, al mismo título como -sij-s (reportativa) -chaj

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