Boletín de la Biblioteca Nacional N° 61 - 62

30 su integridad artística, su constante preocupación por el autoperfeccionamiento, su tacto para con sus subalternos y colegas 131 y sus incansables esfuerzos en grandes empresas, como fueron la publicación de su Filosofía elemental y la fundación de un conservatorio nacional. La Filosofía elemental, a la que el gobierno peruano contri– buyó con 4.000 pesos, merece el máximo elogio, más de los que le dedicara Claudia Rebagliati (1843-1909).132 Demasiado abstruso para el público peruano de 1869, era difícil de encontrarla en 1969, pues sólo unas pocas bibliotecas nacionales la tenían. Sus composiciones, especialmente las que escribió en los cinco primcros años como maestrc. de capilla de la Catedral de Santiago, se comparan dignamente con la música sacra con acompañamiento orquestal escrita en Europa. Revivirlas cos– taría una fortuna. Sería alto el precio de solistas de la talla de Lanza, Maffei,133 y de otras estrellas de la ópera italiana que brillaron en Santiago entre 1850 y 1860. No obstante, el historiador musical sólo podrá apreciar con justicia el nivel que alcanzó durante el último siglo la música de América del Sur cuando alguna institu– ción filantrópica grabe discos dignos de la música de dicho continente. NOTAS BIBLIOGRAFICAS El Grove's Dlctlonary, American Suplement, compilado por Waldo S. Pratt y Charles N. Boyd (1930), pág. 313, enumera algunos datos biográficos que faltan en diccionarios en español. 2 Mejor que el material que aparece A Guide to the Muslc of Latln Amerlca, de Gilbert Chase, se– gunda edición (Washington, Unión Panamericana, 1962), pág. 227-228, es la biografía de Neumane de Rodolfo Barbacci, publicada en sus "Apuntes para un Diccionario Biográfico Musical Pefua– no", Fénix, VI (1949), pág. 479-480. 3 José Ignacio Perdomo Escobar, Historia de la música en Colombia (Bogotá, Editorial A B C, 1963), págs. 163, 165. El himno de Sindici se cantó por primera vez el 11 de noviembre de 1887 (pág. 170). 4 José Agustín Morales, "Historia del Himno Nacional de Bolivia", Boletín de la Sociedad de Geo– grafía e Historia "Cochabamba" (Cochabamba, Editorial Canelas y Cía. 1942), V/9, 10, 11, 12 (1941– 42), pág. 226. Este artículo (págs. 226-240), si bien Chase no sabía de él, además de ser el mejor tratado sobre el tema, puede encontrarse en la Biblioteca del Congreso (F. 3341 C7 S6). Ibld., pág. 233. 6 El propio autor aprobaba esta notación ortográfica de su apellido. Véase el título de su obra Filo– sofía elemental de la música o sea la exégesis de las doctrinas conducentes a su mejor inteilgencia por José Bernardo Alzedo del "Himno Nacional" del Perú, su patria natal Lima, Imprenta Li– beral, Calle San Marcelo, N? 55, 1869). El apellido aparece con "z" en la firma del Prefacio pág. xxiv), al final de su Representación (pág. ix), y en todo el bosquejo biográfico de Félix Cipria– no Coronel Zegarra (págs. ili-viii). 7 Confrontada con el original, la transcripción de Raygada (II,26·27) es correcta, salvo en que la noti_ ficación empieza en el folio 176 recto y no en la págína 176; y sigue en el folio 176 verso (a mitad de la palabra "domiciliada" [Raygada, II, 27, línea 5]). 8 Coronel Zegarra, "D. José Bernardo Alzedo", en Filosofía elemental, pág. ii!. q Raygada, op cit., II, 23-24. 10 Raygada, "Guía musical del Perú", Fénix, XII (1956·1956), pág. 20. Cf. Die Musik in Geschlchte und Gegenwart, Suplemento, 138'¡139. Lieferung, coL 112. 11 En relación con este agustino, véase Fénix, XII, 14-15. Sus trabajos circularon en Chile, llevados sin duda por el propio Alcedo. 12 FIosofía elemental, pág. 212. Con respeto a Tirado, véase Barbacci, op. cit., págs. 465.466. En marzo de 1838 el público limeño escuchó una sinfonía que había compuesto. Según Barbacci, alrededor de t835 ocupaba el cargo de maestro de capilla de la Catedral de Sucre.

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