Boletín de la Biblioteca Nacional N° 61 - 62

21 vísperas y maltmes del 7 de diciembre, por lo cual la municipalidad los sacó del apuro aportando 405 pesos para la orquesta y 30 para las palmas,65 La inversión se justificó con creces. En los diarios se decía: "A pesar del mal tiempo i de la copiosa lluvia que caía, fué inmenso el jentio que concurrió a las vísperas que a grande orquesta se cantaron en la tarde", 66 Fue un día memorable también para Alcedo, porque sus "Motetes", compuestos por él para el evento, encantaron al pú– blico, pese a algunas quejas de que eran demasiado modernos, o de que un "motete" debía estar en latín y no en español, incluso que las piezas tenían reminiscencias de ópera. 67 Es fácil adivinar hacia dónde apuntaba la capacidad creadora de Alcedo. De los 7 títulos que todavía se conservaban en 1966 en la Catedral de Santiago, on– ce incluyen coros a cuatro voces con acompañamiento de orquesta: Ave nzaris stella, Benedicta et venerabilis es Virgo Maria, Chrislus ¡actus est (1849), Gloria 1aus (1849), Grandes obras en su hechura, Himnos de los Maitines de Navidad, Mi– serere (solistas y coro, 1848), La Pasión según San Mateo (1849), La Pasión según San Juan (1848) Venid venid coros del empirio. 68 En 1855, Alcedo estaba plenamente dedicado a escribir su Filosofía elemental. Habiendo aprendido el poder de la pluma antes de ser nombrado maestro de capi– lla, no pudo abstenerse de responder a un ataque en la Revista Católica. El Mer– curio del viernes 21 de diciembre de 1855 (Edición de Santiago. Núm. 8520) contie– ne su respuesta, llena de abundantes notas bibliográficas. A continuación se ofre· ce el resumen en una versión libre (ortografía modernizada): "Pues bien, ¿cuáles de los motetes cantados en los maitines eran rapsodias ope· rísticas? Estos motetes y en verdad todas las piezas interpretadas en las festivida· des del 7 y 8 de diciembre (salvo el Te Deum) eran exclusivamente mías y no te· nían una sola nota sacada de ninguna ópera. Apelo a la autoridad, no de mi ata– cante cuya inocencia musical lo descalifica para juzgarme, sino de mis de profesión que por su continuo contacto con la ópera tienen mayor competencia pa– ra juzgarme que yo que raramente concurro a ella. En ningún momen lo ]e atribuyo motivos aviesos a mi crítico. Pero, para decir la verdad, mi piadoso crítico, al igual que muchos otros que tildan de música profana a todo lo agradable al oído, senci· lIamcnte se oponen al estilo contemporáneo. Protestas de este tipo se oyen en too das las épocas. Dado que la música es el lenguaje de los sentimientos, el composi. tor sacro no sólo puede sino que debe ajustar su música al espíritu del texto. Los estilos ca.mbian de un siglo a otro. Hasta Palestrina demuestra este punto. Su esti· lo no era gótico y si desde sus días hasta los nuestros se hubiera suprimido todo lo genuinamente contemporáneo, una obra tan admirada universalmente como el Stúbat Mater de Pergolesi tendría que haberse excluido. Contradiciendo a Eximeno, el erudito Martini excluyó a esta obra en efecto, yendo al extremo de ]Jamarla una mezcla de fragmentos tomados de La serva padrona. ¿Se refería a 'trozos exactos'? No, el estilo contemporáneo de Pergolesi igualmente evidente en el Stabat Mater y la ópera, era lo que Martini objetaba. Pero, ¿por qué buscar ejemplos en Italia? Aquí mismo en Santiago, antes de que se me hubieran confiado las riendas del co– ro de la catedral, era un hecho sabido que el más popular Gloria in excelsis no era la:mitación simple de una ópera, sino un plagio compás por compás de un exten· so fragmento de Guillermo Tell, de Rossini. ¿Acaso en la época alguien objetó se· mejante engaño? Al contrario, todo el mundo aplaudió enloquecidamente. Dejemos esta paradoja en manos de quienes puedan explicarla. Quizá a mi querido detractor lo escandalizó el hecho de que mis motetes se cantaran en español. Pero Francia, nación a la que frecuentemente tomamos como modelo, nos da el ejemplo de un himno en francés para ser cantado en la en estilo contemporáneo y dedicado al propio Santo Padre, L'Eglise sur la mer dll

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx