Boletín de la Biblioteca Nacional N° 61 - 62

16 El tema básico de la Marcha Nacional de Alcedo orquestada para su estreno en el teatro de Lima el 23 de setiembre de 1821)8 e ,inmortalizada como el himno na· cional peruano "había sido concebido originalmente para el Gloria de una de sus primeras misas".J9 Tenía 32 afias cuando compuso esta obra inmortal y después vivió el resto de su vida más en el mundo exterior que en el monasterio. Pero todas las grandes obras que se conservan son de carácter religioso, escritas a lo largo de sus cuarenta años de estadía en Santiago. Los dos tomos de la obra de Raygada examinan los aspectos netamente peruanos de su carrera musical, incluyendo dos ¡visitas de diez sermmas a su país de origen en 1829 (llegó el 13 de febrero) y en 1841, (21 de febrero),20 Eugenio Pereira Salas indagó varios pasos de Alcedo en San· tiago en su magistral trabajo Los Orígenes del Arte Musical en Chile (Santiago: Imprenta Universitaria, 1941) e Historia de la Música en Chile (1850-1900) (Santia– go: Editorial del Pacífico, 1957), que contiene índices de nombres. A fin de evitar una repetición de Jos trabajos de Raygada y Pereira Salas, el resto de este homenaje a la memoria de Alcedo acentuarán las facetas de su carrera profesional en Chile. Seis libros de Actas Capitulares relatan la historia musical de la Catedral de Santiago antes de la designación de Alcedo el 28 de noviembre de 1846 como maes– tro de capilla interino, en reemplazo de Enrico=Enrique Lanza. A diferencia de las ca· tedrales de Lima, Sucre=La Plata, Bogotá, Guatemala y las antiguas sedes de Méxi, ca, la música de la Catedral de Santiago en el siglo XVIII se elevó por sobre el ni– vel del siglo XVII y en el siglo XIX por encima del nivel del siglo XVIII. A fines de 1823 cuando Alcedo llegó con el Batallón N'! 4 de Chile, entonces bajo el mando de José Francisco Gana 21 (Alcedo tenía el rango de Músico Mayor, Subteniente de ejército), la música de la Catedral de Santiago seguía bajo la dirección de José An– tonio González, sucesor del fecundo compositor barcelonés José de Campderrós (fallecido en 1802). En 1833, Manuel Salas Castillo,22 viejo enemigo de González, logró la autorización del cabildo de Santiago para hacer cambios drásticos, entre otros, designar a Alcedo como bajo de la catedral. En 1836, siguiendo el consejo de la gran señOl'a de la música chilena del siglo XIX, Isidora Zegers de Huneeus (na– cida en Madrid el 1? de enero de 1803 y fallecido en Santiago el 13 de julio de 1869),23 altos funcionarios del gobierno encomendaron al encargado de negocios en París que buscara maestros europeos para llenar los cargos de maestro de capilla, so– chantre y organista, y que contratara a tres solistas vocales. El profesor parisiense 24 de esta gran dama recomendó a Enrico Lanza para el cargo de maestro de capilla con un sueldo de 800 pesos anuales. Enrico Lanza nació en Londres en 1810, de padres italianos (su padre fue Ge· sualdo Lanza) y estudió en París. A los diecisiete años dio sus primeras clases de piano a la madre del futuro Napoleón III que entonces vivía en Roma, Hortensia (1783-1837). También dio lecciones de canto a la hija de ésta, Matilde. Según una neta necrológica publicada en El Mercurio el 9 de agosto de 1869 al día siguiente de su muerte ocurrida en Valparaíso, Lanza compuso la IT'úsica de la romanza Partant pour la de la ex reina Hortensia, que se transformó en el segundo himno na– cional francés durante el Segundo Imperio. Si así fuera, la música de Lanza se pu– blicó en Filadelfia antes que él llegara a Sud América 25. Por otra parte, Percy A. Scholes se inclinó por atribuir la música de esta romanza a Philip Drouet (1792– 1873).26 Sea como fuere, Lanza dirigió los conciertos de la Gran Duquesa de Baden y otras personas de la alta sociedad de Roma entre 1827 y 1832, antes de huir de esa ciudad como refugiado político. En 1839 partió rumbo a Santiago, junto con el bajo Enrico Maffei, otro tenor (Caruel) y un pianista (Arnault). Lanza hizo furor inmcdiatamente en el teatro de Santiago y ganó fuertes sumas de dinero cantando papeles de barítono italiano pero perdió la mayor parte de lo ganado invirtiendo en minas. 27

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