Boletín de la Biblioteca Nacional N° 43-44

30 m1s10n que debe estar encomendada a los hijos de ese suelo, no a los "extranjeros". La volun– tad de los mejores profesionales y doctos de la sociedad se cumplió en "El Mercurio" eviden– temente. Con todas las vaciliaciones y olvidos de toda tarea que se inicia, la actitud de los miembros de la Sociedad Amantes del País no tiene ningún antecente ni con los cronistas que tenían el sentimiento de patria en ciernes, ni con los cultos y amplios hombres del Virreynato como Eusebio del Llano Zapata, Bravo de Lagunas o Pedro Peralta. Eí germen de la actitud peruanista está en que los autores se sienten peruanos, y quieren que se establezcan algunas categorías seguras sobre una patria desconocida, defom1ada o simplemente ignorada. ¿Realizaron el principal propósito? "El Mercurio Peruano" abre cátedra pública sobre el Perú en multitud de aspectos pero fundamentalmente sobre economía, historia y naturaleza o geografía. A todo "El Mercurio" le falta coherencia respecto del Perú. Salvo Unánue, salvo Baquijano y Carrillo -autor de un ensayo extraordinario "Disertación Histórica y Política sobre Comercio del Perú"-, salvo Toribio Rodríguez de Mendoza -autor del célebre informe sobre educación-, el contenido de "El Mercurio" se mueve entre disquisiciones científicas -Pedro Nolasco entre ellos-, tratados y estudios de mineralogía, detalles médicos, rasgos de refinada educación intrascendente, descripciones de viajes, estudios de negros bozales, ritos y supersticiones de los indios, alabanza de los yaravíes, etc. Faltó una visión orgánica del país, con la excepción del terreno económico, y en ocasiones se distingue desorden en el tratamiento de los temas, desde los más banales hasta los más importantes. Todavía se mueve. "El Mercu– rio" sobre lo que pasa y ocurre en Lima -y por ejemplo su actitud histórica es deplorable, in– fluidos corno estaban por la idea de que el bien común se satisfacía en parte con las obras pías de beneficencia, de ahí que las historias fueran sobre sanatorios, conventos y locales de beneficencia-, y respecto de la realidad global del país hay una absoluta falta de capacidad crítica. Cae "El Mercurio" en las dos constantes del pensamiento peruano del XVI!I: la men– talidad "polifacética y ecléctica" de que habla Basadre. Pese a todo "El Mercurio Peruano" se impuso una búsqueda que significaba fa afim1a– ción espontánea y llena de futuro de una conciencia nacional propia. Es difícil encontrar -¿es o no es grave ausencia a la postre?- una actitud política. En 1791 la rebelión de Túpac Amanr vivía aún con todo lo de revolucionario que la cómoda vida colonial traía y sin em– bargo ni una crítica velada encontraremos a la situación del indígena, a las condiciones del gobierno político. Será difícil encontrar el tono polémico y fuera de lo oficial, pese a ser un periódico generacional, consciente de ello y consciente de que coincidía con movimiento simi– lares de toda América Hispana, en parte porque se trata de intelectuales y no de políticos, en parte porque se trata de hombres maduros que han pasado los 40 años. Será difícil hallar, todavía, una concepción mestiza del Perú. Al abrir y leer "El Mercurio" nos hallamos en el terreno de la imprecisión, pero ese es el Perú hasta hoy: una apuesta que no se decide, un mosaico que no se define. Mal podría exigirse más de lo que hizo "El Mercurio Peruano". La ocasión de este comentario se debe a la publicación facsimilar de los cuatro primeros tornos de "El Mercurio Peruano": realizada por la Biblioteca Nacional del Perú en un esfuer– zo que merece el mayor elogio porque, como bien lo dice Carlos Cueto Fernandini, sea para acatar su acierto histórico o sea para reservar juicios ante un periódico indeciso, "El Mercu– rio Peruano" es una obra plena de actualidad, que hoy vuelve a abrir su mensaje típico de un momento de grandes cambios futuros, situado como estaba en una de las grandes conyunturas históricas del país, confundiéndose similarmente con el momento presente. El aporte público de la Biblioteca Nacional sólo será medido a cabalidad cuando se tengan mejores estudios y más precisas reflexiones sobre el Perú y los peruanos de "El Mercurio", lo cual no tardará gracias a la amplia difusión que se ha hecho de los textos más cai-acterísticos y valederos del siglo XVIII peruano. Expreso. Lima, marzo 23 de 1965.

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