Boletín de la Biblioteca Nacional N° 43-44

27 reu111on de la Academia Poética, en que Ncrdacio (Cerdán) pronunció un erudito discurso sobre la Poesía. Luego, en el 52 aparece una Noticia sobre la Universidad Mayor de San Marcos. Cuenta el articulista que la Real Cédula de 12 de Mayo de 15 51 llegó a esta capital dos años después de su fecha, y que por falta de dinero se retardó el funcionamiento del Es– tudio General. Apesar de que el Virrey Marqués de Cañete asignó cuatrocientos pesos a "la Acade– rma , ésta, siguió languideciendo hasta que en 1571 la ampararon la Bula de Paulo V, que la hizo Pontificia, y el favor del Virrey Toledo, "su verdadero y legítimo fundador". Entonces también se eligió al primer Rector laico, el doctor Meneses, médico, quien no alcanzó, por fa– llecimiento, a cumplir el primer añ.o de su mandato. Hasta el número 56 continúa esta ilustra– tiva historia de la Universidad. Llena los números 59 a 62 el estupendo relato del P. Manuel de Sobreviela, acerca de su viaje por el rio Huallaga, reseña tan importante como la Haencke, Frezier, La Condamine y Ulloa. Los números restantes del cuatrimestre no aportan nada más importante. La polémica con el Semanario Crítico no fue, sin duda, incidente pasajero. Los elemen– tos conservadores del Virreinato tramaban intrigas, conspiraciones, infidencias, ultrajes contra los "mercuriales" a quienes acusaban de ser demasiado amigos de las ideas nuevas, del libe– ralismo y de la Patria. Eso explica el desahogo contenido en la "Introducción del Mercurio Peruano al, tomo lll, en uno de cuyos párrafos se llega a decir lo siguiente: "Nada se ha omitido de lo que pudiera hacernos abandonar nuestro ho– nesto trabajo, con el más eficaz empeño se ha tratado de publicar nuestra vi– da doméstica (sic) ; el arreglo de nuestra vida y el carácter de nuestras cos– tumbres, como si el ser autores del Mercurio Peruano fuese un atentado contra la religión y el estado un insulto a los sagrados derechos de ambas potesta– des; y un delito que¡ obligase al descubrimiento de sus cómplices; no advir– tiéndose ni que aun cuando fuesen verdaderas estas personales censuras, un moderno escritor tiene dicho que a los vivos debe juzgarse como la posteri– dad juzga a los muertos" (*) Parecería que a partir de entonces, la vida del periódico se torna difícil o, al menos, poco amable. Las colaboraciones dan a entender que rige cierto freno, para opinar y que se han adormecido los ímpetus de ayer. No nos referimos al hecho de la inserción "ordenada" de una Bula del Papa en dos números consecutivos, ni a la de una Epístola en silva, de "An– ticiro" (Ruiz) a Leucipo, sobre "la Phi!aucia de los eruditos". Es el tono general, lo que acusa el impacto menos mal que a partir del número 75 se inicia la importante relación de viaje por los ríos Ucayali y Marañón del misionero y científico P. Narciso Girbal y Barceló, y, luego, otra del P. Sobreviela, con lo que alcanzamos al número 82. Salvo un paréntesis de los números 87 y 88 donde encabeza de "los progresos alcanzados por el Papel periódico de Santa Fe de Bogotá", se hace clara alusión a lo que ocurría con el Mercurio mismo, la' mono– tonía sigue imperando en aquellas páginas ayer tan llenas de novedad y creadora audacia. Al fin, en los números 91 y 92 se incluyen los "proyectos literarios", o sea los planes de reforma del Convictorio de San Carlos elaborados y firmados por don Toribio Rodríguez de Mendoza así como la opinión del oidor Cerdán al respecto. Ha llegado la hora de las decisiones. El Mer– curio Peruano asume su honroso y arriesgado papel renovador. Los números 93 a 96 recogen las importantísimas reflexiones de un señor Weber, mi– neralogista, pensionado de Su Majestad, en respuestas a afirmaciones de un colaborador del Dia– rio erudito. En el 101 se da amparo a un artículo sobre la música entre los primitivos peruanos y, principalmente, sobre los yaravíes. En el 103 se saluda la aparición de un nuevo Papel Pe– riódico en la ciudad de Quito. De hecho, el círculo de cultura se amplía cada vez más. La correspondencia entre los diferentes grupos esparcidos por América tiende a robustecerse. * '.Mercurio Peruano, Num. 69, Lima, 1 de setiembre de 1791, p, 359,

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