Boletín de la Biblioteca Nacional N° 43-44
15 meño Pablo de Olavide, arquetipo hispánico de los afrancesados¡ los ensayos de Patricio Pe– ñalver Simó y Ricardo Krebs Wilchens, sobre el pensamiento de Jovellanos y Campomanes, respectivamente; la obra abundante de revisión de la historia del Imperio español en los perío– dos de Carlos IlI y Carlos IV, de historiadores como Vicente Palacio Atard, Vicente Rodríguez Casado y Carlos Corona Baratech. Dentro de ese cuadro general de época, que por cierto ha modificado considerablemente las conclusiones generales de las principales síntesis del siglo XIX, es posible emprender hoy con mejores elementos de ju1cio el análisis del contenido del '.Mercurio Peruano. Ampliando las apreciaciones generales y las reseñas de Riva-Agüero, Be– laúnde, Vargas Ugarte, Basadre, Porras y los trabajos sobre el periodismo y el ambiente pe– ruano del XVlll y la doctrina de los Precursores, como los de Jorge Guillermo Leguía, Ella Dunbar Temple y José de la Puente Candamo, podemos citar algunas monografías, de útil consul– ta para el estudio concreto del '.Mercurio. Se pueden señalar entre otros, los ensayos de Augusto Salazar Bondy sobre 'Ripólito 'Unánue y la polémica sobre AmJri'ca y La 'Jilosofía de la 1lus– tración en el Perú, que precisan la vía media que siguieron los ilustrados criollos, entre revo– lución y tradición, entre racionalismo y ortodoxia católica, transitando por el mismo camino de sus maestros y modelos peninsulares. El artículo de Armando Nieto Vélez, 'Notas sobre el pensamiento de la 1lustración en el "Jrtercurio Peruano" registra las principales citas que apa– recen en el '.Mercurio de la Enciclopedia y de los principales ideólogos de la ilustración, fran– ceses sobre todo. Acerca del tema concreto de El '."Mcrrnrio Jlernano y la Revolución 'Jrancesa, hay un interesante trabajo de Guadalupe Castañeda Doig. Pero interesa especialmente la lec– tura del capítulo dedicado a los Amantes del País del libro de Pablo lviacera 'Jres etaf;as en el desarrollo de la conciencia nacional. Macera hace allí el estudio hasta ahora más detenido sobre la ideología del Mercurio. Considerando con buen criterio los escritos de la revista como la expresión de un movimiento generacional, precisa la posición de los mercuriales ante temas tan interesantes como la defensa de la función social de la inteligencia, la fundamentación del patriotismo, las coincidencias y los disentimientos con la Ilustración, la actitud ante la natu– raleza y la ciencia, la visión de nuestra Historia, el pensamiento pedagógico y económico. La edición facsimilar facilitará ahora la empresa ele estudios y monografías más amplios, como el de Julio Le Riverend Brusone, por ejemplo, sobre Las ideas económicas en el "Papel Periódico de La 'Rabana". En estos cuatro primeros tomos del Jr1ercurio, correspondientes al año 1791 y al primer cuatrimestre de 1792, la revista adquiere su fisonomía característica y alcanza su máxima ca– lidad. Junto al primer artículo 1dea general del Perú, generalmente atribuído a Hipólito Uná– nue, a las 1ntroducciones de los tomos ll, lil y IV y la Disertación histórica sobre el comercio en el Perú, de Baquijano y Carrillo, al Jtif onne de Rodríguez de Mendoza sobre la reforma de los exámenes en el Convictorio de San Carlos, aparecen ya en estos 138 números otras contri– buciones al conocimiento de los diversos aspectos de la realidad peruana que confieren su tono peculiar a la revista: los primeros ensayos de historia institucional peruana, ensayos sobre la metalurgia y los caminos, calendarios, las primeras pintorescas estadísticas, las traducciones poéticas, los informes de expediciones científicas, los vocabularios peruanos especializados, los informes meteorológicos, las fábulas literarias, las disertaciones económicas, geográficas y de ciencias naturales, los discursos y apologías sobre temas morales y filosóficos, las crónicas y descripciones sobre los aspectos más típicos y variados de la vida urbana, las cartas de los lectores con sus conatos de polémica, las tablas-astronómicas, los cuadros demográficos y de rentas fiscales, las noticias sobre las misiones, los valiosos mapas y planos (como el de Fr. Manuel Sobreviela sobre el curso de los ríos Huallaga y Ucayali y la pampa del Sacramento) y toda la literatura, en fin que hace de esa revista la más característica expresión del huma– nismo peruano en el siglo XVIII. Al lector peruano de 1965 conviene señalarle, como se hace en la breve nota introduc– toria, las vigencias y la modernidad de una revista escrita por un grupo de compatriotas hace Revista Peruana de Cultura. N" 5. Lima, 1965
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