Alicia a través del espejo
prefiero a tener que comérmelas todas de una vez! -¿Oyes la nieve golpeando sobre los cristales de la ventana, gatito? ¡Qué sonido más agradable y más suave! Es como si estuvieran dándole besos al cristal por fuera. Me pregunto si será por amor por lo que la nieve besa tan delicadamente a los árboles y a los campos, cubriéndolos luego, por decirlo así, con su manto blanco; y quizá les diga también «dormid ahora, queridos, hasta que vuelva de nuevo el verano»; y cuando se despiertan al llegar el verano, gatito, se visten todos de verde y danzan ligeros... siempre al vaivén del viento. ¡Ay, qué cosas más bonitas estoy diciendo! -exclamó Alicia, dejando caer el ovillo para batir palmas-. ¡Y cómo me gustaría que fuese así de verdad! ¡Estoy segura de que los bosques tienen aspecto somnoliento en el otoño, cuando las hojas se les ponen doradas! -Gatito ¿sabes jugar al ajedrez? ¡Vamos, no sonrías, querido, que te lo estoy preguntando
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