Alicia a través del espejo

gatito? -continuó Alicia cuando pudo acomodarse de nuevo en la butacona-, cuando vi todas las picardías que habías estado haciendo estuve a punto de abrir la ventana y ponerte fuera de patitas en la nieve! ¡Y bien merecido que te lo tenías, desde luego, amoroso picarón! A ver, ¿qué vas a decir ahora para que no te dé? ¡No me interrumpas! -le atajó en seguida Alicia, amenazándole con el dedo-: ¡voy a enumerarte todas tus faltas! Primera: chillaste dos veces mientras Dina te estaba lavando la cara esta mañana; no pretenderás negarlo, so fresco, que bien que te oí! ¿Qué es eso que estás diciendo? (haciendo como que oía lo que el gatito le decía) ¿que si te metió la pata en un ojo? Bueno, pues eso también fue por tu culpa, por no cerrar bien el ojo... si no te hubieses empeñado en tenerlo abierto no te habría pasado nada, ¡ea! ¡Y basta ya de excusas: escúchame bien! Segunda falta: cuando le puse a Copito de nieve su platito de leche, fuiste y la agarraste

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