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XIV

GASTOS DE ESCRITORIO Y POLICIA

Para el aseo de un edificio tan extenso c0mo el que ocupa la

Biblioteca, en el que hay que atender á reparar cañerías

y

satisfa–

cer el alumbrado de patio

y

corredores; obligado á proporcionar–

útiles de escritorio á los lectores que necesitan sacar cópias ó hacer

apuntamientos; en el deber de usar anticépticos, que cuestan caro,

para conservación de los libros amagados por .Ja polilla, es, á todas

luces, insuficiente la suma de treinta soles mensuales que el presu–

puesto general asigna. El solo gasto en estampillas, para la corres–

pondencia con el extrangero, ·nunca ha sido menor de diez soles:

y

este gasto no puede µiinorarse porque, sin correspondencia activa

y

crecida, no adquiriría el establecimiento libros del exterior.

En el conflicto de tener mensualmente un déficit mínimum de

veinte soles,

y

no habiendo obtenido resolución suprema mis recla–

maciones, decidí tomar esa cantidad de los cien soles con que el

Honorable Concejo subvenciona

á;

la Biblioteca.

Es, pues, indispensable que, en el próximo presupuesto general

de la República, se eleve á cincuenta soles la partida para gastos de

escritorio, alumbrado y policía.

XV

PERSONAL DE EMPLEADOS

Tres oficiales conservadores para la Biblioteca y Archivo,

y

uno

para la Galería de pinturas con

6o

soles de haber, un amanuense

~on

50, dos peones de confianza para el aseo de salones, estantes

y

libros con

25

soles al mes, y un portero con

30

soles, no bastan para

el servicio.

Humanamente imposible ºes que destinado uno de los conserva–

dores al salón público pueda vigilará cuarenta

ó

sesenta lectores,

para impedir que arranquen grabados ó páginas de los libros, y aún

que, en los momentos en que ese empleado pasa á los salones AMÉ–

RICA 6 EUROPA en demanda de la obra que se·le ha pedido, desapa–

rezca alguno de los lectores llevándose un libro. Dos casos de esta

naturaleza han ocurrido en el cuatrenio.

Hoy por hoy, dada la estrechez del tesoro público, no osaré pe–

dir el personal de empleados aparente y

pn:~ciso

para la formación

de catálogos perfectos. Para las exigencias del presente, tenemos lo

indispensable en los pobres catálogos de actual uso. Pero sí creo

necesaria la creación de dos plazas de auxiliares de los conservado–

res, con

40

soles de haber. Uno de esos auxiliares acompañará al

oficial encargado del salón de lectura, y así la vijilancia será eficáz.

Y no se arguya que este aumento de

80

soles

y

el de

20

para gas–

tos de escritorio significan un gran recargo en el presupuesto men-

4

.