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éxito al irleal ele su iniciador, pues el máximum ele
lectores noc"
turnos ha siclo el ele 37 y el mínimum de 12.
El núme ro de concurrentes diurnos, durante los veinticinco
a ñ os
á
que se contrae esta Mernc)ri11, nunca hft excccliclo de 57 ni
sido menor de 14. r\péname apuntar que la mayor paste de los
lectcnes no concurre impulsada por el afán de ilustrarse, sino por
entretenimiento
ó
pa:o¡:¡ tiempo,
ft
folra ele ocupación seria en que
emplear sus horas. Exceptuando á
los alumnos universitarios
y
á los ele otras i11stiluciones, la
mayoda
de lectores picle nove–
las, poesías y periódicos ilustrados. La estadística que men–
sualmente hRgo publicar en los diario8, nos exhibe como á so–
ciedad frívola, en c¡ue la inclinación A ser literatos predomina so–
bre la aspirnción á ser hombres ele ciencia y de
trabajo. Des–
consoladoras deducciones sacará el sociólogo que leyere estepa–
rágrafo, que no creo conveniente ampliar.
Se ha renovado, en 1906, también por iniciativa del supremo
jefe del Estado, el mobiliario de la sala. de lectura, la cual ofrece
élhora alguna comodidad para los asistentes.
Regla1ne11to
En 4 de .Tulio ele 188cI, expidió el Gobierno un reg·lamento pa–
ra ll:t Biblioteca que á fines ele ese mes iba{¡,
inHt::gurn.r:>e. regla–
mento que, en 1892,fue derogado y sustituído,por el que se halla
en vigencia.
,
La práctica adquirida en más de veinte años de dirección me
hizo,en 1906,remitir al :\Iinisterio nn proyecto de reglamentación,
sobre el cual nada se ha resuelto.
l\1i aspiración magna, en materia ele reglamento, es que ni el
Ministro del Ramo se crea autorizado para ordenar al Director
de la Biblioteca el préstamo 6 salida de una obra fueni del local.
No pocas dificultades y personales disgustos m:: ha ocasionado
siempre el recob1·ar los préstamos (cuando se han recobrado), y
también no pocas fueron las obras de importancia que ha sido
imposible conseguir volviesen
á
su anaquel. El carácter distintivo
ele toda Biblioteca Nacional ese! de biblioteca de consulta,á la que