-8-
bibliotecarios Arce, Paredes, Dávila Condernarín, Pé!stor
y
Vigil,
sin·ie1·on durante varios meses ele cuadra para uno de los
bata~
llones. y los volúmenes que no fueron em·iados
á
Santiago se
vendieron
(1
vil precio en las bodeµ;a .
i\Ii ínclito amigo
y
antecesor en el cal'go ele bibliotecario se
vió obligado á asilarse en una legación por que, septuagenario
ya, tuvo la ene1-gía patriótica y el valor moral de su cribir la
siguiente protesta, que es como lápida honrosa puesta sobre la
Biblioteca que fundara San Martín
(*).
Lirna, 10 de mm·zo de 1881.
- El infrascrito, Director de la Biblioteca Na–
cional d.-1 Perú, tiene
á
honra dirigirse
á
V.
E. pidiéndole haga llegar
á
conoci–
miento de su ilustrado gobierno, la noticia del crimen de lesa civilización come–
tido por la autoridad chilena en Lima. Apropiarse de bibliotecas, archivo , ga–
binetes ds física
y
anatómico•, obras de arte, instrumentos ó aparatos científi.
cos y de todo aquello que es indispensable pAra el progreso intelectual, es re–
vestir la guerra con un carácter de barbarie ajeno
á
las luces del siglo,
á
las
prácticas del beligerante honrado y á
los principios universalmente acatados
del derecho.
La Biblioteca de Lima
fue
fundada en
1821,
pocos díiis después de procla–
mada la independencia del Perú, y se la consideró por los hombres de letras
y
viajeros ilnstrados que la han visitado como una de las primeras de la A.méri ·
ca latina. Enriquecida por la protección de los
gobierno~
y por obsequio3 de los
particulares, contaba á fines de
1880
cerca de cincuenta mil volúmene5 impre–
sos.y más de ochocientos manuscritos, verdaderas joyas bibliográficas, entre las
que no escaseaban incunables ó libros impresos durante el primer medio siglo
posterior
á
la invención de la imprenta, y que como V. E. sabe son de inestima–
ble valor; obras rarísimas hoy, esencialmente en los ramos de historia y
litera–
tura; las curiosísimas
prod~1cciones
de casi todos los cronistas de América espa–
ñola; y libros regalados por los gobiernos extranjeros, entre los que figuraba el
(*)
Cinco meses antes de las batallas de enero del
81.
merecí del señor de
Piérola el nombramiento de subdirector de la Biblioteca. Copia de la protesta se
remitió al gobierno que residía eri Ayacucho, el cual la hizo publicar en el pe–
riódico oficial. El general Lynch, que funcionaba en Lima como antoridad su –
perior, ordenó capturar al señor de Odriozola,qnien logró asilarse en la legación
norte9mericana, siendo yo puesto preso, por doce días, abordo de un trasporte
chileno, debiendo la libertad
á
gestión bondadosa de mis amigos el literato–
monsieur De Vorges, ministro de Francia, y señor Mello de A.lbin,ministro del
Brasil. El historiador inglés Clemente Markham, en su libro sobre el Perú,impre–
so en Londres en
1892,
ha reproducido este documento.