Las frases encomiásticas con que la prensa extrangera ha juzga–
do el libro
Flor de Academias,
recompensa satisfactoriamente nuestra
iniciativa
y
nuestra labor.
XIII
Disposición necesaria.
Dije, en mi última Memoria, que es indispensable la expedición
ele un decreto en que se <;leclare, por el Supremo G<Jbierno, que los li–
bros no pueden ser leídos ó consultados fuera del establecimiento, sal–
vo el caso de excepcional necesidad administrativa.
Desde 1884 recibo órdenes superiores para entregar obras á de–
terminadas personas é instituciones. Rarísima vez ha sido expontánea
la devolución. Lo frecuente es que, después de algunos meses de sali–
do el libro, tenga yo que emprender enojosa campaña para recobrarlo,
lo que me ha ocasionado
y
sigue ocasionándome desazones con aque–
llos que creen que un libro de propiedad nacional es algo como
ns
1mltius
de la que todos tienen derecho
á
adueñarse.
Es
preciso que
desaparezca por medio de un decreto este sistema de biblioteca am–
bulante, atendiéndose así á mi clamor perpetuo contra un mal que va
haciéndose crónico.
XIV
Galería de retratos.
Estimando que en todo pueblo culto es un deber de póstuma
justicia nacional tributar homenaje á la memoria de compatriotas que
enaltecieron las letras
y
las bellas artes, creo que la manifestación más
sincera de esa justicia hecha al talento ele antepasados egregios, es co–
locar sus retratos en el salón de lectura de la Biblioteca.
He someti lo mi propósito á la aprobación suprema, que no dudo
obtener. No se trata de invertir· fuerte suma, pues apenas excederá de
2000
soles el gasto que ocasione dar principio á la formación de la
Galería con veinticinco retratos, correspondientes á las notabilidades
que paso
á
apuntar.
El Inca Garcilazo de la Vega, cuzqueño.
-
Don Juan de Espinoza
y
Medrana, tambiéá cuzqueño, general–
mente llamado
el
L1111anjo.
Don Pedro de Peralta
y
Barnuevo, fecundísimo literato limeño.
-Don Pablo de Olavide, limeño.
Don Hipólito Unánue, tacneño.
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