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ber de cuarenta soles. Quiera el Ministerio tomar en consideración es–
ta propuesta y, oportunamente, formularla ante el Congreso.
En cuanto al buen comportamiento, circunspección, aptitudes y
correcto desempeño de sus puestos, no tengo sino elogio que tributar
á
los empleados que sirven bajo mi dirección.
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Lejos de mí, Señor Director, la jactanciosa pretensión de soste -
ner que la Biblioteca Nacional está ya á la altura que ella merece;
pero sí tengo la convicción de que, en más de doce años de perseve–
rante labor, y sin haber contado con decidida protección oficial, he con–
seguido que la Biblioteca de Lima, que recibí sin libros en sus ana–
queles, ocupe, entre las de la América latina, el cuarto lugar, después
de las del Janeiro, México y Santiago.
Cumple ahora al ilustrado mandatario que hoy tiene el Perú, ha–
cer por el progreso de la Biblioteca lo que no quisieron ó no supieron
hacer los gobernantes de cuartel, que estimaban en mucho el rifle,
símbolo de la fuerza y de la arbitrariedad, y que desdeñaban el libro,
símbolo de la idea
y
del derecho.
RICARDO PALMA.