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IX.
ARCHIVO NACIONAL.
Continuáse la selección de documentos de algún interés histórico
formándose con ellos tomos que, perfectamente encuadernados, enrique–
cen Ja sección de manuscritos. No es posible, con el corto personal de
empleados de que dispongo, atender
á
Ja organización y catalogación
de ese Archivo que, hasta ántes de nuestros desastres bélicos, constitu–
yó una oficina independiente y con un presupuesto mayor que el de la
Biblioteca.
No creo que sea ya grande el caudal de documentos importantes
que se encuentren en ese Archivo, después de la selección hecha por mí
y por mis empleados; pues examinar un hacinamiento de legajos con
cuentas de los reales Estancos, Correos, Aduanas, casa de Moneda,
& &
no puede revestir gran interés. Sin embargo si á este archivo se agre–
gará. el de Hacienda que, bajo la custodia de la Sociedad Geográfica,
existe depositado en un cuarto del edificio, acaso habría elementos pa–
ra crear una oficina servida por un jefe competente en paleografía
é
his–
toria patrias, auxiliado por dos ó tres amanuenses.
Razones de economía fiscal pusieron, en
I
883, el archivo bajo la de–
pendencia del Bibliotecario. Acaso sea llegada ya la oportunidad de
su restablecimiento como oficina independiente.
X.
AElQUISICIÓN DE LIBROS.
A mi regreso de España, en junio de 1893, traje veinticuatro ca–
jones conteniendo libros que, como donativo, obtuve de diversac; insti–
tuciones y personas. Muchas de las obras estaban aún en publicación,
y
convencido S.
E.
el Presidente de la conveniencia de completarlac:,
me autorizó para pedir á Europa los volúmenes que faltaran, así como
no pocos libros de consulta
y
algunas muy solicitadas producciones mo–
dernas de que el establecimio;nto carece. El pedido se ha hecho, pagán–
dose por buena cuenta
I
30 libras esterlinas, y obligándose el Tesoro
á
satisfacer el saldo, que no será mucho mayor de lo ya abonado; en la
primera quincena de septiembre, época para Ja cual espero que el nue–
vo
y
valioso continjente figurará en nuestro catálogo.