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la temperatura, varias circunstancias meteorológicas,
ú
otras
la
modifican
a l
pnnto
<le
reJucirla pl'ecisamente
al
g l'ado que necesitan las moreras
y
el g usano de seda,
cual s i fuera
el
pais do nde tienen o rígen . En efecto, s e–
g un el seí'í.o r D.
~{a nu el
Roux Paz-Soldan,
la
tempe–
t'Dtura
mínima
y
máxima del mes de Noviembre de
1869 ha sido 15 5 -1 9 l
y
la <le Oíeiembre 17 6 - 21 4.
Formando el ;¡ro-medio entre estos <latos
y
los que ha
da do
el
señor Dr.
D. Felipe
.Paz-SoldD.-n en
1867,
que
son Noviembre
14 8-19 7
y
de Diciembre
16 3-22
zf
te ndremos
una
temperatu ra me<lia
<lel mes
de
Nov iembre
l 7 2
y
<le Diciembre
19 3
de <los
a
iíos.
A
pesar <le
que
e l precita<lo sefíor Hioux
me
ha p reven ido que
la
tem –
peratura me<lia
y
máxima del mes <le
Diciembre no
pue–
<le
considerarse como l_a comun, por haber sido mas frio
qu e <le ordinario, ambas temperaturas de los
mes~s
p re–
c ita<los,
son sin embargo mas
ó
ménos las en q ue se
p ractica
el
cultivo,
las que se exijen artificialmente mas
ó
ménos en las g usane1 as.
La diferencia de la a lternattva de la temperatura entre
e l d ia
y
la noche,es pues mas
fic il
de repararse co n ten er
las piezas cerradas
ó
abrirlas,aprovechando del viento sur•
.Estas
po c ~~
variaciones q u e en resúmen no
son
mas
gne
de 3
á
4 grados entre el máximo
y
el
mínimo~
con–
t r ibuyen
sin duda
á
mantener sano
y
robnsto el gusano.
¡B uena d iferencia
hay
entre Lima
y
Santiago, en que
alg· unas veces esta variacio1; es hasta de 16
gr ado~!
Por
lo
mismo que las condiciones locales c limatéricas <lán
u na seguridad en el resultado del cultivo del gusa n o de
sea a
y
de su economía, como
muy
raras veces se en–
cue ntran en otras partes. Pero las variaciones el íma té–
rica5 varían tambien en e l Pe rú .
El aspecto fisico de su territorio nos persuade de que