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las anticipaciones de dinero que se necesitan al colono
para
t~riar
y
cultivar éstas, como tambien
pnr
los capitales
que hubiera de invertir en la c0nstruccion de edificio
y
en
10~
aparatos destinados
á
criar el gusano de seda. El tra–
bajador tomaria otra por el trabajo que presta en cultivar
la morera y el gusano de seda. El propietario tomaría
este producto tan luego que lo cosecha el
trabajador~
pa–
gándole
á
éste su importe al precio corriente de plaza, y
despues de haberle deducido las anticipaciones que hu–
biera hecho al trabajador.
Cualquiera que quiera dedicarse
á
esta industria, puede
hacerlo sin dificultad, mediante el sistema de participacion
.
'
y
como este cultivo dura poco tiempo, así,
á
la época en
que se hace, puede emigrar cualquiera al lugar donde se
le proporcionen los medios para poderlo emprender, con
]a sola condicion de que el solicitante contribuya
á
la
produccion con su trabajo.
lntroducjendo este sistema de explotar el cultivo de
Ja
seda, no puede considerarse de ningun mono como 0bs–
táculo Ja es'Casez de brazos, pttes se emprendería la espe–
culacion en proporcion
á
los brazc1s de que se pueda dis–
poner. Tampoco se podría creer que estos trabajos per–
judican los cultivos establecidos, pues no se trata de
suprimir aquellos _cultivos por éstos, sino de utilizar mejor
ol
trabajo existente estimulándolo
y
premiándolo. En
efecto, una vez plai1tadas las moreras, aunque fuera para
hacer una grande plantacion no se necesita de muchos
brazos ni dinero, ni tampoco para regarlas
y
cultixar las
plantas por los tre'"' años que siguen,
y
como el producto
entónces de las hojas cuando empiezan
á
dar eR limitado,
los brazos que se requieren siendo pocos, no pueden per–
judicar los de mas cultivo.