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Como la inmigraeion china tieúe tendencia
á
aumen–
tarse, merece ser trata<la en sus <letalles. La impor–
tante cuestion de los chinos, es preciso
examinarl~
bajo
todas sus fases, desde que se toca con muchos intere–
ses sociales. Pero para no ser por ahora mas clifuso, nos
p1·oponemos vol ver
á
ella en otra ocasion. Indicaremos
mientras tanto los hechos en general
y
á
la ligera, con el
único designio de formar algun concepto, de lo que tiene
relacion con el cultivo del gusano
de
seda.
Hay entre el trabajador chino y el propietario un an–
tagonismo muy notable. Ningun afecto
.é
interes tienen
para los trabajos que emprenden, pues si los mayordomos
no estuvieran con
eH.os,muy poco seria lo que harian
en la Agric11ltura. La causa <le esto es que el interes de
ellos está completamente ·separado del que tiene el pro–
pietario, que por .su parte
los
abandona ásí mismos y
ejerce sobre ellos el derecho de propiedad. El chino,
ademas de ser considerado, no como hombre sino como
cosa, tiene hasta que privarse de poder satisfi cer los sen
ti~
mien tos fundamentales de la vida, corno
es
la familia
siendo esta tambien la piedra angular del edificio de la
Agricultura.
Con respecto
ú.
los <lemas trabajadores en general, la
precipitada supresion de la esclavitud en el
Perú,
tal vez
todavía inoportuna desde que no se habia preparado de
antemano
á
los agricultores
á
desprenderse de ella,
á
los
mismos esclavos
á
aceptarla, ni tampoco otro sistema de
organízacion del trabajo para sustituirla. No hubo tam–
poco un pulso firme, al proponerse llevar
á
cabo, la
supresion sin causar daño
á
los intereses ajenos; así es
que, mientras que los intereses de Ja Agricultura han
sido perjudicados sobre manera, se nos ha impuesto tam-