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inevitable. Si no es posible aumentar la extensíon <lcl
suelo ni tampoco sujetar la subdivision, claro está que
por sí se generalizaran de preferencia en la agricultura
del Perú los sistemas intensivos ea que se requieren
trabajos perfeccionados <lel arte. Por estos se consiguen
en un espacio de terreno dado, mayores
y
mejores pro–
ll uctos. Y es tanto mas preferibl_e este sistema
á
cual–
quiera otro para el Perú, desde que por su clima
y
la
bondad de los terrenos, se pueden elejir aquí
toda~
las
clases de cultivos
y
principalmente los tropicales, lo que
no es dado
á
todos los paises agrícolas que no pueden
entrar con ellos en competencia.
Los capitales que se in vierten para este sistema su–
fren ménos alteraciones que los que se emplean para
determinados cultivos extensivos, de modo que la renta
que tuvieren los particulares
y
en general el Estado,
ménos podría alterarse en cualquiera circunstancia, au–
mentándose insensiblemente
á
medida de su incremen–
to. No sucede esto ahora en las propiedades raíces. El
capital i.nmóvil de la adquisicion <le las propiedades,
está sometido
á
aumentar
ó
bajar de valor solo en razon
de las circunstancias . políticas ó comerciales que son
eventuales. El empleo <le los capitales para trabajar el
fundo, no le dá ningnn aumento
á
la propiedad, des–
de que nada queda en ella. Estos capitales móviles que
co_nsisten en la compra de trabajadores, herramientas,
animales, semillas etc., estando sometidos
á
variaciones,
la diferencia en ménos la reintegra el ag1·icultor con las
producciones en los beneficios anuales. Tiene precisa–
mente que volverlos
á
introducir anualmente con otras
compras para mantener el equilibrio. de otro modo resul–
taría la disminucion sucesiva de las produccio11es
y
la