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pueden Yolver
á
perdbir sino en un período de tiempo
largo y determinado. Pasado este tiempo deben invertirse
todavía otro8 capitales para la construccion de los edifi–
cios
y
para los aparatos necesa"rios al cu 1ti vo del gusano
de seda, tan luego como ]as plantas empiesen
á
producir
hojas.
Si lns plantaciones fuesen atendidas, despues de
tres
años que se han plantado las moreras, el provecho de las
cosechas es todavía insignificante, vista la poca cantidad de
h(_)jas que pueden producir las· moreras. Si se quitasen
ántes las hojas se perj1;dicarian
las plantas, se aniqui–
larían
y
darían rnénos hojas sucesi
~amente
en daño de la
produccion.
La renta de los capitales que se invierten no ingresan
con estos mismos capitales sino poco
á
poco, en tiempos
sucesivos. Aun cuando en el término medio de doce años,
no solo se habría reembolsado el capital primitivo de
plantacion
y
sus intereses, mas ningun otro cultivo que
conocemos podría dar mas provecho
á
los capitales mue–
bles que se requieren anualmente para la explotacion, no
hay dudA. que no es posible emprender esta especu1acíon
sin la inversion anticipada de capitales que deben quedar
como mejora del fundo.
•
El' resultado del cultivo del algodon da pues productos
eventuales muebles que pueden consumirse
á
medida
que se obtienen. Miéntras que el cultivo del gusano de
seda obliga al mejoramiento de las propiedades raices
y
por consiguiente al aumento
y
estabilidad de la riqueza
individual del dueño del predio, y de la Nacion,
á
medida
del acrecentamiento de la morera.
Por eso es que no podrá plantarse esta industria sino
por los propiet_arios, pues
á
los arrendatarios no les baria