Literatura, imaginación y silencio
76 gorías muy frecuentes en diversas representaciones sobre la literatura infantil y su campo de referencia dan cuenta de visiones que muchas veces se piensan como antinómicas: lo culto y lo popular, lo literario y lo paraliterario, lo artístico y lo artesanal, lo masivo y lo restringido, lo canónico y lo periférico, lo adulto y lo infantil, etcétera. Desde una perspectiva cultural, la literatura in- fantil es híbrida desde sus comienzos ya que el cruce entre lo culto y lo popular está en el sustrato de las primeras narraciones que comienzan a considerar al público infantil como destinatario con características singulares. Los relatos incluidos en Mi madre la oca llegaron a Perrault, artista de la corte de Luis XIV, desde la oralidad que se compartía en la campiña francesa. Los cuentos de los hermanos Grimm tam- bién revelan ese proceso de entrecruzamiento entre lo plebeyo y lo culto en otra geografía europea. Si pensamos en el rol fundamental que tiene la ilustración y la dimensión del libro como objeto en la especificidad de la literatura infantil, el cruce entre lenguajes es otro rasgo propio del objeto (lo comparte con la historieta, con lo que agrego más mezcla, aun- que se opongan algunos puristas que la consideran un arte autónomo). Este cruce intersemiótico es semilla de la multimedialidad antes de que esa perspectiva
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