Literatura, imaginación y silencio

75 trario, invita a intensificar la problematización de lo ficcional tanto en la producción como en las distintas facetas de las mediaciones. Una de las vías para hacerlo en nuestro campo es seguir poniendo en discusión la tendencia maniquea de una gran parte de la literatura infantil a caer en una dicotomía empobrecedora en relación con los extremos de lo ficcional: el «sueñismo» divagante que planteaba Graciela Montes en un artículo de hace tres décadas (1990) en oposición a un realismo mi- mético, muchas veces condescendiente con diversos mandatos extraliterarios. El acceso al conocimiento de las diversas conven- ciones de las ficciones y sus manifestaciones cultura- les e históricas se encuentra hoy con una gran riqueza de posibilidades en el territorio de las publicaciones dirigidas al público infantil. La literatura infantil es particularmente receptiva y exploradora de las hibri- daciones genéricas y discursivas. La utilización de la noción de «hibridación» como analizadora de múltiples cruces, pasajes, tráficos entre concepciones, teorías, prácticas y disciplinas puede ser muy productiva para complejizar la mirada sobre el objeto y relativizar la tendencia binaria y maniquea que caracteriza a muchas perspectivas en esta zona de estudios y modos de hacer. Varios pares de cate-

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