Literatura, imaginación y silencio
74 La Cenicienta : «Con su cerebro altamente motivado por la dopamina —uno de los transmisores del placer— el príncipe, ni bien despertó tomó el zapato y salió a reco- rrer todo el reino en busca de la muchacha que lo había cautivado con su bella sonrisa y hermosa personalidad». No es casual, en el mundo editorial y en los ámbitos educativos, el auge de las ficciones que se focalizan en las emociones —en épocas en que las llamadas fake news han crecido exponencialmente en el discurso periodís- tico— y que priorizan el impacto emotivo por sobre la constatación de la autenticidad de las noticias. La lla- mada «educación emocional» forma parte de un plan sistemático llevado a cabo tanto por fundaciones como por planes gubernamentales de varios países de América Latina para comenzar desde temprano con el control de los modos de sentir y pensar en la vida de las personas. Se busca producir subjetividades sumisas desde discur- sos que ponen en valor la competencia entre pares y el éxito individual. Ni la ficción ni la llamada «no ficción» son químicamente puras La preocupación por la «desficcionalización» no su- pone un posicionamiento defensivo o una mirada esencialista acerca de la ficción, sino que, por el con-
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