Literatura, imaginación y silencio

42 trama dialógica que nos involucra a todos y todas. Me aventuro a pensar en una concepción democratizante y abierta de los silencios como arterias que laten en el fluir de las conversaciones. Además del carácter social del silencio, su pluralidad y su no esencialidad residen en la diversidad de silencios devenidos del carácter situado, histórico, cultural y a la vez singular de los actos de comunicación. Los silencios no son una entelequia, una abstracción, ni ocurren ais- lados de nuestros andares en la porción del mundo en que respiramos y vivimos. David Le Breton dedica su libro El silencio. Aproxi- maciones a explorar una nutrida gama de silencios desde una mirada antropológica e histórica. Algunas formas del silencio que él menciona nos llevan a pensar en ex- periencias en estos tiempos de nuestra América Latina donde la tensión y la disparidad entre voces y silencios se vive dramáticamente: las diversas manifestaciones del silencio en su dimensión política. El monopolio infor- mativo en detrimento de la diversidad de voces popu- lares es un indignante ejemplo del silenciar antidemo- crático. También lo es el silencio en los diversos disci- plinamientos contra quienes son considerados débiles desde ciertas manifestaciones del poder: las luchas y conquistas en problemáticas de género en nuestros paí- ses son evidencia de un contrasilencio reverdeciente. En

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