La Justicia

PuBLieAezo:q IilVEillTYAL. PERU G0N iiDIT$lfül! RESPONSADLES. ... LA JUSTI~lA . .El sol ·de la Justicia resplandece en el cielo de la Verdad. ABANOAY, ENE RO 25 DE 1896. } N.G 1 Aba.nea.y, Enero 25 de 1896. En el Departamento de Apurirnac; como en todos los demás de la República, se trabaj.'> ardientt:mente por la buena causa y se coadyu– vó 4 la r econstitución del régimen legal. Esto no tiene nada de extraordinario, y no se quiera hacer un hecho sobrenatural de lo que fue sencillamente el cumplimiento de un deber impuesto voluntariamente por todos los buenos peruanos. Ea evidente que en los momer.tos en que el Perú lanzaba eiu grito de augustia y protes– taba de la imposición de un Gobierno g1::neral, mente antipático, todos los buenos hijos de es– ta desgraciada República marcharon con la frente ergn ida al sacrificio, sin otra mira y sin otra ambición que devolver al Perú la autono– mía perdida á causa de los censurables proc edi- _ ... · -mieetss .de un Gobierno qu.e-.se..impuso- •in..J; P.as apoyo que la fuerza armada, y sin eontar con el voto popular, fuente de donde emana la paz interna y el progreso de toda nación civilizada. Apurimac estaba en la obligación de aunar sus esfuerzos al de los demás departamentos: a.si lo hizo, conquistando, nó un mérüo sino c umpliendo con un deber y nada más que un deber. El 21 de Marzo, pudo verse cuales eran las disposiciones del grupo que defendía las li– bertades patrias; y el 21 de Marzo pudo saberse cual fue el eontingente que prestó Apurimac en le. í.rdua tarea de la reconstitución.!nacionaJ. Así mismo~ ~n ese memorable día se cono– cio el rol que desempeñarnn todos y cada uno de los que tofüaroh el arma de la libertad en contra del despotismo contra las Sántas aspira– ciones de todo un paeblo; de la fuerza bruta ~ontra el Derecho y de esa misma fuerza con– t1 a. la Idea. ' · Frescos están aun los pasados aconte.ci– mientos, y no era necesario recordarlos, pues están escritos con sangre, y esta mancha cuan– do es prvducida por la cimeutación de les bue– nos principios, queda indeleblf.· en la cc,ncien. cia de todos los que la derramiiron en ei cum– plimiento de su deber. No habi':l. necesidad de recordar sucesos que, si traen á la memoria el recuerdo de una gloria justamente conquistada, abren los labios de las heridas no cilacatrizadas aun de muchos carazones que, á pesar de todo, son peruanos. El extruvio en los prmcipios políticos pue- de co11siderarse una falta, puo nó un delito im- -......- perd onable. El castigo debe ser rápido: el ol- vi1lo inmediq.to. Si todos los cerebros pensaran de ~gual manera y todos los corazones abrigaran 1g:ia· les sentimientos, el mundo no sería mundo. ... . ~ .Q¡u~,i~ no.unalizil todas- 1 i1.S .CQ!lllieJlCWJUL___..._...,. absurdo. Cada uno tit,ne señalado sn destino; el mundo .siempre será mundo y siempre marcha, como dice Pelletan. Na die está exento de faltas y nadie puede lanzar la primera piedra. Querer igualar todoa los sentimientos es idiotismo. Cumpla cada cual con sus deberes, y la paz dará sus más proficuos frutos. Atacar p Jrsonalidades ó defenderlas es lanzar la tea de Ja discordia en las sociedades y no tender una mano genl'rosA. á los descarriados 1 buscando la unificación qu9 es el palio en que se guarece la paz y el progreso. Es más noble y fecunda en buenos resuh tados la tarea de predicar la concordia, que per– der el tiempo que debía em pl c>arse en el trabajo~ en alimentar odios y urganizar politiquilla de aldea que las personas sensatas desprecian, y en la,qae los que la fomentan se colocan al nivel de /

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx