Boletín del Centro Científico del Cuzco

-45- Dfl ahí que cada trabajador gomero tiene en los libros de su patrón un Debe que á veces pasa de mil bolivianos. La. e.xtracción del caucho es la ocupación que absorbe totalmente la actividad de aquellos hombres; la agricultura es enteramente ,desatendida ó tratada como interés de se– gundo orden. El caucho es como el oro: deslumbra y no ad• aite rivales. Cada trabajador recibe, además de su salario que es de qnince bolivianos por mes generalmente, una ración d~ charqui cuando lo hay, otra de arroz y sal en proporción á la familia que tiene. Los productos de las chacras, es decir, las yucas, plátanOf. 1 , maíz, Jon de propiedad de todos, reAer· vándoso el patrón 1m parte. Cuando no , hay carne se dá á cada cauchero una porción de pólvora y munición para qul'I ~e la provea con la caza que abunda en pue:coa de monte, l'nonos grandes, venados y aves. Ln cría de animales de co– rral no existe y apenas en alguna barr:ica se ver, unas <man- tas vacas, m11las y cerdoi,; como muestras. ' El canchero tiene señalada en el bosque la sección que le toca trabajar, generalmente el área ocupada por cien ó ciento cincuenta árboles de caucho, que se llama una estra• da; establece su rancho en sitio apropiado y,vive en él, eolo 6 con E.U famil:a, con loE indispensables trastos de cocina, la. imprescindible hamaca y el mosquitero de tela diáfana que constituyen su cama portátil, el -rifle ó la escopeta de que sabe servirse con suma destreza, el machete de monte y las hachillas ó machadiños. lai;: tichelas ó jarro¡_. de lata y un balde para recoger y reunir el jugo de los árboles que están á su cargo. Por la mafiana al salir el sol el operario armado de su hachilla, las bichelas, el balde y su arma sale á recorrer los árboles unidos eutre 1,í por caminitos y atichela lof:> clen -0 ciento cincuenta árboles uno tras otro. Esta operación con• siste en picar el árbol con la hachilla que tiene una pulgada. de corte. haciéndola penetrar sólo en la corteza sin tocar la , albura, que dañada ocasiona la muerte del árbol. Bajo el tajo que empieza á verter jugo coloca pegada con barro gre– doso que t>repara de antemano, la tichela ó jarrita de lata. Pega dos, tres ó cuatro tichelas á la misma altura en la cir• cunferencia del tronco; prosigue haciendo la misma opera.– ción con todos los árboles. Entonces, desanda su camino y empieza á reunir en un balde el jugo chorreado en las tiche– las comenzando por las del primer árbol que pi::ló. A medio día la tarea del picador está terminada y se en– ti·ega á de.fumar la goma ó coagularla al humo. Para esto tiene un hornito con au chimenea fabrfoado en barro cuyo

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