Boletín del Centro Científico del Cuzco

' ticales donde anidan las aves ·bera que abundan en las lagunas de la ·loma. De este cerro se desvrenden os cordones de colinas: uno que sigue el rúmbo general d ramal limita el valle de Callanga por el Este, es escabroso, cabi de la misma altura qne!el ramal de que se desprende y termina en el valle del 'Piñipifíi; .ej otro se dirijg al .Este, es más bajo, termina en las pampas á l;}. derecha de estA rio y separa sus vertie{ es de las del Tono. El espacio cJntre estos dos rios se ha a• mado la meseta de Guari-guari y allí estaban las hacien ¡s abandonadas y acaso las poblMJ ones fabulosas del Uati í. Con la meseta de Guari-guari, corresponde la. del Panti~ o.• lla en la margen izquierda del Piñipifü, llamada así el nombre del to cerro que se eleva en ella hacia el Ocoñ ce y que domin toda esa sección del valle de Paucartambo. }'ste 1ltimo cordon brinda un e:¡eleute paso para des– cend~r á los valles; pues, las faldas orientales del Pitama son tan tendidas que se podría trazar en ellas un eamino carretero hasta la meseta de Guari-g:uari y las haciendas abandonadas. Pude reconocer esto el ;iño 1889 en que hice una excursión al indicado cerro, muy abundante en vetas minerales. Desde .su cumbre gocé una mc...::ana de Agosto del grandioso panorama q' desarrollan los valles con sus cur– sos de agua y sus colinas bajas cubiertas de selva. La apiña– da sierra del PHH piñi y el valle del Maestrom,el valle de Ca, llanga,y las altas c1¡mbres del ramal que bordea el Paucar• tambo, cierran con sus siluetas el lejano horizonte del Not'• te; avístase al Oeste el valle del Mapacho y los nevados de la cordillera real, entre Amparaes y la cañada de Hualla, á distancia relativamente corta, formando el marco de la esce– na en e1,1a dirección. A lo lejos, entre las brunas vagabundas que flotan sobre el valle, se ven esfumarse, las colhu.i:: oscu– ras pobladas de bosque del Ocoñecc y las curvas del rio qua aparecen á intérvalos como manchas blancas en el fondo os• curo de las selvas que rematan en el lejano confin donde nace el)3ol. Es un inmenso mapa en relieve el qur se desarro• lla delante del observador desde esas alturaB <~n que anida el condor. El,Piñipiñi vierte en el Pilcopata, que el Señor Gohring considera el río principal, un caudal de 70 metros cúbicos de agua p<Dr »eg¡_¡3¡do; es de c'¡rriente impetuosa y de aguas turbias, de color verduzco piarillento. No se conoce bien su curso arriba de im emb9 Jdnra y puedfl ser navegable en canoas desde antes de laL"'on:fluencia del Pitama, ,pues los salvajes recorren en esas embarcaciones y en balsas el valle del .Maestrom.

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