Boletín del Centro Científico del Cuzco

Lo que viene á completar bri ntemente la historía~de s desuubrimientos y exploracion en el Madre de Dios y abrir inesperados horiwntes á zona es el éxito alean" ut:do por -la Expedición Peruana las ordene¡:¡ Jel Sef10r Cárlos Fermin Fiscarrald, empresar1 de explotación de cau · cho en el Ucayali; quién partiendo1 de :la boca del Camí~ea afluente del río Urubarnba, remontó este río y cruzando un estrecho istmo llegó al Mano y por este al Maq.re de Dit 1 a})<'l-reciendo inopinadamente en las barracas bol ..i vianas.: 1 este río. . Este inesperado descubrimiento llena el vacío que notaba en la cuenca inmensa del ,Madre de Dios y resuel otros problemas geogr.áfico'3 en la hoya del Urubamba. .N.. presente todavía n-J es dable calcular las profícuas conse\ cuencias que, para '91 Departamento del Cuzco en especia] se derivan de a osada aventura de }.,iscarrald y sus com pañeros. _ . En,~l mJs dé Agosto de 1894 llegaba á la barraca del Cármen una gran canoa que izaba el pnbellon peruano con– duciendo una expedición fuerte de 34 hombres, perfecta· mente equipados de ~urnas y vive.tes. He aquí somei:amente , el itinerario del viaje dado por el mismo Fiscarrald, jefe de la expedición, en reepuesta al interrogatoriL C(ue le dirigió el- Intendente de la Delegaciórt Nacional en ltiveralta; Partió de !quitos y subiendo el Amawnas, el Ucayali y el Bajo Urubamba con fines enteramente comerciales, lle~6 á la boca del Camisea que se propuso remontar. En efecto dejando el vapot que los había conrlucido hasta allí tras· bordaron su bagaje á canoas, en las que surcaron el río por espacio de cntorce días hasta llegará un afluente de eete de• nominado ''Serjali1' por el que prosiguieron hasta donde no era ya navegable ni en esas embarcaciones. Luego, guíados por los salvajes Piros que conocen esa ruta, ya antes noti · cia<ia por el Señor José Benigno Samanez Ocampo, pasa· ron en cincuenta y cinco minutos, arrastrando sus canoas por tierra, un ,estriecho istmo, recorrido el cual hallaron al otro lado de las colinas, otro pequen.o río llamado "Car. pajali" ó Mano pequeño por el que navegaron atuas abajo con rumbo al S· E. hasta llegará un gran río que los eal• vajes llamaban "Mano." Como no pudieron proseguir el viaje en las mismas em· barcaciones, por ser muy inse.,.,uras en el oleaje de un río grande, resolvieron construir &na gran canoa en la que pusier~:m manos, estabiecien · / un campamento en la con· fluencia del Carpajalí y del-' t.fan.o. Mientras unos trabaja· ban se desprendió una avaniada de ocho hombres por tierra

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